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MURIÓ EL REO VIDELA

 

18.5.2013

Pero mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está… ni muerto ni vivo, está desaparecido”, esto decía en conferencia de prensa el dictador Jorge Rafael Videla en 1979.  El otrora hombre fuerte de la dictadura genocida que asaltó el poder el 24 de marzo de 1976, dando comienzo a la noche más oscura y sangrienta de la historia argentina, definía así a 30 mil compañeras y compañeros desaparecidos.

 

En la madrugada de hoy, a los 87 años, preso en una cárcel común, le llego la muerte. Estaba siendo juzgado desde el 5 de febrero por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de la Capital Federal, por crímenes de lesa humanidad cometidos en el marco de la Operación Cóndor.

 

Presidió de facto el Poder Ejecutivo hasta 1981. Tras la recuperación del Estado de Derecho, en 1985 fue juzgado y condenado a prisión perpetua y destitución del grado militar en el histórico juicio a las Juntas, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

 

Cumplió sólo cinco años de prisión efectiva ya que en 1990 fue indultado, por Carlos Menem. Comienzan los años de impunidad. En 1998 estuvo detenido apenas unos días en la cárcel de Caseros por el robo de bebés hasta que, por su edad, se le concedió el derecho al arresto domiciliario.

 

Ante la decisión del Gobierno Nacional en 2003 de promover los juicios por delitos de lesa humanidad y derogadas las leyes de impunidad, fue trasladado a la cárcel de Campo de Mayo. En 2010 fue juzgado en la provincia de Córdoba y el 22 de diciembre se lo sentenció a prisión perpetua a cumplir en una cárcel común.

 

El 5 de julio de 2012, en otro histórico juicio, lo condenan a cincuenta años de prisión luego de que el Tribunal que lo juzgó lo encontrara culpable del plan sistemático de apropiación de bebés, perpetrado durante la última dictadura cívico militar.

 

La cara más visible de un plan de exterminio premeditado murió silenciando sus crímenes y sin el más mínimo arrepentimiento. Tendrá un sepulcro, derecho que le negó a 30 mil compañeros y compañeras.

 

Murió reo, condenado por  la Justicia por algunos de sus innumerables crímenes, resultado de la lucha inclaudicable de los Organismos de Derechos Humanos y de la decisión política de los tres poderes del Estado de hacer realidad las banderas de Memoria, Verdad y Justicia. 

 

Será responsabilidad de todos nosotros y de las generaciones por  venir que su nombre, se grave para siempre en la memoria colectiva como sinónimo de genocidio, tortura, asesinato, desaparición, apropiación, arrasamiento y muerte.

 

¡30 mil Compañeros Detenidos-Desaparecidos! ¡Presentes!

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