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El Molino es patrimonio del Estado Nacional

 

13.11.2014

La Cámara de Diputados aprobó la expropiación de la emblemática Confitería El Molino

 

 

 

 

El miércoles 12 de noviembre la Cámara de Diputados convirtió en ley por unanimidad el proyecto que declara de utilidad pública y sujeto a expropiación por su valor histórico y cultural a la Confitería El Molino. Luego de permanecer 17 años cerrada, el Congreso de la Nación se hará cargo de reabrir sus puertas y dedicará los pisos superiores a las expresiones artísticas de nuestra Cultura  La diputada nacional por el Frente para la Victoria Liliana Mazure se mostró entusiasmada con la recuperación de la histórica confitería cerrada primero a fines de los '70 con la dictadura cívico militar en el poder y que luego de su recuperación quebraba nuevamente con las políticas neoliberales de los '90.

 

 

 

 
 

 

 

 

Mazure destacó "Al recuperar su identidad este símbolo de Buenos Aires, recupera a la vez la diversidad y la identidad de las porteñas y los porteños. Cuando las aspas del Molino empiecen a girar nuevamente se completará este proceso que empezó hace muchos años. Tuvimos el honor de votar por unanimidad esta ley que llevará a El Molino a ser de nuevo un lugar fundamental y emblemático en la Ciudad de Buenos Aires, se pondrán en marcha cientos de encuentros, de recuerdos, de proyectos de construcción de futuro, miles de posibilidades de libertad de expresión y construcción de identidad de una ciudad que espera ansiosa tener centros culturales en donde expresarse".

 

Sobre la "Confitería El Molino"

 

Hacia 1850, Constantino Rossi y Cayetano Brenna, (éste último un prestigioso pastelero italiano especializado en la fabricación de pan dulce) eran los propietarios de la denominada Confitería del Centro, ubicada en la intersección de la Avenida Rivadavia con la calle Rodríguez Peña (en ese momento las calles se llamaban "Federación" y "Garantías" respectivamente).

Tras la instalación en las cercanías del negocio del Molino Lorea, el primer molino harinero instalado en la ciudad, el establecimiento tomó la denominación de Antigua Confitería del Molino.

En febrero de 1905 la confitería comenzó a funcionar en un local frente al Congreso Nacional. En 1910 había finalizado la construcción de la Plaza del Congreso, y Brenna, ya en sociedad con los Rocatagliatta necesitaba un nuevo edificio para unificar sus locales por lo que solicitó al arquitecto Gianotti un proyecto que fusionara las distintas propiedades en un solo conjunto, con la exigencia de que las obras no interrumpieran la atención a los clientes.

El encargo, para destinarlo a edificio de renta, incluía la remodelación del situado en la Avenida Callao 32, adquirido en 1909, y que poseía planta baja y cinco pisos, y la construcción de otro sobre Rivadavia 1815 que Brenna había comprado en 1911. Con estas obras quería presentar una nueva imagen de la empresa pastelera y a la vez adecuarse a la estética de la zona.

Finalmente Cayetano Brenna la inauguró en 1917 (tal como puede verse hoy) en el mismo solar y con el nombre de Nueva Confitería del Molino, en la intersección de Rivadavia y Callao, frente al edificio del Congreso Nacional.

Para construir este valioso exponente del Art Nouveau y vanguardia de la Belle Époque. Gianotti hizo traer todos los materiales de Italia: puertas, ventanas, mármoles, manijones de bronce, cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados de vitrales. El edificio tuvo una estructura de hormigón armado, material aún novedoso en esa época en que todavía se construía con ladrillo y losas de bovedilla catalana.

Su fachada, que abraza la esquina, tiene un desarrollo simétrico y está revestida por piedra París. Se destaca en ella su fantasiosa ornamentación, de influencia veneciana.

Aún pueden verse en el frente las aspas de un molino de fantasía y justo encima de él se alza la imponente cúpula en aguja, que fue cerrada con vitrales Art Noveau multicolores

 

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