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Acorazado Potemkin tocó en la Usina del Arte

25.3.2018

Por Leonardo Olivera

Crónica del recital de Acorazado Potemkin. El centro cultural ubicado en el barrio porteño de La Boca fue el escenario para un nuevo recital de una de las bandas más potente del under porteño.

En el marco del Ciclo Transformador, el domingo 18 a las 4 de la tarde, tuvo lugar una nueva presentación del Acorazado. El recital, anunciado originalmente en el patio central de la Usina, tuvo que reprogramarse al Microcine debido a las lluvias de la noche anterior.

En una sala más parecida a un estudio de grabación que un teatro (sin escenario ni butacas). Unos minutos pasados de las 16 h, empezó el show de la banda integrada por Juan Pablo Fernández (voz y guitarra), Federico Ghazarossian (bajo) y Luciano Esain (batería y coros).

El primer tema de la lista fue "Dos de nosotros", adaptación de la canción de Lennon/McCartney ("Two of us"), pensado probablemente para abrir el show en la terraza, como homenaje a la banda de Liverpool, pero que en la nueva locación sirvió para calentar las naves y hacer entrar a los últimos rezagados. Después tocaron "Flying Saucers" de su último trabajo discográfico Labios de Río, seguido por "La mitad" y pegado "Las cajas", dejando claro a pesar de las limitaciones horarias propias de estos espacios que el recital iba a tener la intensidad característica de Potemkin.

La única invitada de la tarde fue la violinista Christine Brebes (Me darás mil hijos), con quien interpretaron "Sopa de Alambre" y "Santo Tomé". Los versos de "Santo Tomé": "… Tiros al aire, tiros a la pared/vuelve Prefectura tirando hacia arriba, pero ya era tarde, el fantasma de los techos nos envolvió" levantaron a los pocos que aún permanecían en el suelo para interpretar, lo que pareció más un desahogo que una canción.

El recital continuó repasando temas de los tres discos de la banda: "A lo mejor", "Cerca del sol", "La mitad", "La carbonera", "El rosarino". El último tema de la lista fue "El pan del facho", con el que desde el año pasado suelen cerrar sus shows. Después del saludo final y agradecimiento, el público empezó a entonar, a modo de regalo por la finalización del verano, las estrofas del hit del mismo (MMLPQTP), que como un himno inundó la sala porteña.

Para cerrar la tarde, Acorazado volvió con los bises: primero "Los muertos" ("todos tienen algo/que envidiarle a los muertos") y luego "Desert" ("Y la pantalla atrajo mil insectos voladores /de todas clases y se armó un pequeño caos/ y alguien escribió/ que eso era una rebelión/lo publicó y luego me premió"), cuyos acordes quedaron vibrando en la sala y en la cabeza de los que estuvimos presentes y nos fuimos ansiosos, esperando un próximo show.

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