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Las editoriales independientes resisten y exponen su presente

10.8.2018

En medio de la caída del poder adquisitivo de la población y de la suba de costos, los sellos alternativos muestran su riqueza en la Feria de Editores Independientes.

A pesar de las dificultades propias del sector, la Feria de Editores se mantiene más viva que nunca. Este año, la cita comienza este viernes 10 y sigue durante el sábado y el domingo, de 14 a 21 en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131, CABA). En su séptima edición, el evento que nuclea a más de 250 editoriales independientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y México, contará con charlas y talleres abiertos al público, entre otras actividades. Tal como sucede con la industria y el consumo en el país, la situación que está atravesando el mercado editorial es muy compleja.

 

Crisis en el sector

 

Leonora Djament es la directora editorial de Eterna Cadencia. Sostiene que “las ventas cayeron por segundo o tercer año consecutivo, en algunos casos acumulando caídas promedio de un 25%”. Según el Informe de producción del libro argentino que elabora anualmente la CAL (Cámara Argentina del Libro), la producción de ejemplares es un 60% menor que en 2014.

La gran devaluación sufrida este año en pocos meses, sumada a la inflación que se proyecta este 2018 en torno al 30%, repercute de manera directa en los insumos. “El precio del papel (que cotiza en dólares) subió por encima de la inflación anual, y la cartulina que se utiliza para las tapas (que es importada porque no se produce en el país) incrementó su valor en un 145%”, advierte Djament.

Por su parte Ariel Shalom, escritor, traductor y editor en Dedalus, afirma que “al menos para los sellos pequeños como el nuestro, se vuelve muy complicado. La caída en las ventas es notoria desde, por lo menos, 2016”. Entre las mayores dificultades, Shalom también destaca el costo de imprenta, el cual “es vital y ha aumentado muchísimo en los últimos tiempos”, cierra.

En la misma línea Ricardo Romero, escritor y editor en Aquilina, reconoce que el sector siempre estuvo en tensión, aunque “en los últimos años, la apertura indiscriminada de las importaciones y el cese de programas estatales de apoyo al libro, lo han llevado a una crisis en la que todas las partes estamos afectadas: imprentas, editores, distribuidores, libreros y, por supuesto, autores y lectores”, enumera.

 

Un Estado que no lee

 

Fuerte devaluación, creciente inflación, apertura indiscriminada de importaciones, son sólo algunos de los escollos que deben afrontar las editoriales. Por dar otro ejemplo, la política de compra de libros por parte del Estado había logrado un gran impulso a partir de la sanción en 2006 de la Ley Nº 26206 de Educación Nacional, la cual define en su Artículo 91 que “El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (…) fortalecerá las bibliotecas escolares existentes y asegurará su creación y adecuado funcionamiento en aquellos establecimientos que carezcan de las mismas”. Esta política de adquisiciones fue suspendida en su totalidad por el macrismo.

Pero entonces, ¿existe alguna política de auxilio hacia la industria editorial? Antes de responder, Romero hace una aclaración: “La palabra auxilio no me gusta porque creo que una presencia paternalista del Estado no soluciona nada. La compra masiva de libros puede ser un gran apoyo a la industria, como lo fue en años anteriores, pero es pan para hoy y hambre para mañana si no hay políticas estructurales que pongan a la lectura y a la escritura en un lugar central de la educación”, define.

Shalom, desde la propia experiencia de Dedalus, sostiene: “Hay algunos subsidios para editar a autores locales, pero como nuestra área es la traducción no estamos muy al tanto: nos manejamos principalmente con subsidios de países extranjeros (que también han reducido su presupuesto, como es notorio en el caso de Francia)”.

Coincide con lo antedicho Djament, de Eterna Cadencia: “No hay por el momento, desde el gobierno, políticas integrales de ayuda al sector. Por otro lado, sólo puede recuperarse la industria editorial en el marco de una recuperación del consumo en general y de una reactivación de la actividad económica y cultural en el país”.

 

Desafíos de cara a la Feria

 

Ante este panorama, parece difícil sostener algún tipo de esperanza. Para Romero el desafío sigue siendo el mismo de siempre: “Ampliar el mercado, llegar a más lectores, adaptarnos y comunicar más y mejor. La crisis es dura, y sin embargo nunca se vieron en Argentina tantas editoriales trabajando con tanta profesionalidad e imaginación como ahora. Esa ebullición editorial necesita su público, y eso es algo de lo que podemos y tenemos que hacernos cargo. La Feria de Editores es un gran paso en ese sentido”, reconoce ilusionado.

Son tiempos que exigen más que nunca imaginación y alternativas viables. Shalom afirma en ese sentido que Dedalus sigue subsistiendo a pesar de la crisis “gracias a la implementación de algunas estrategias de emergencia, como por ejemplo imprimir por nuestra propia cuenta a bajísimas tiradas y aportar nuestro trabajo como traductores a precios irrisorios para lograr sacar adelante el sello”.

Djament se manifiesta expectante de cara a la Feria: “Primero por el gran trabajo que vienen realizando Víctor Malumian y Hernán López Winne para que esto sea posible y para que cada vez sea más profesional, más sustancioso y más provechoso para todos. Por otro lado, porque juntarse con los colegas siempre es una fiesta. Finalmente porque el encuentro con los lectores es un momento único donde se puede conversar sobre el catálogo y compartir diferentes ideas sobre los libros”, asegura.

Dedalus, al igual que Eterna Cadencia y Aquilina, van a tener su stand. “Todas las ferias siempre son una gran oportunidad de contar con dinero inmediato y sin las comisiones de las librerías. Esta Feria se convirtió en los últimos años en la feria independiente más importante del país. El público sabe que va a encontrar ofertas importantes y tal vez eso fomente un mayor consumo”, cree esperanzado Shalom.

Se viene una nueva Feria, y se viene como apunta Romero un nuevo foco de resistencia: “No sólo ante la crisis actual, sino también frente al centrifugado constante al que está sometida nuestra cultura”.

En esta edición, entre las principales figuras que dirán presente estarán la filósofa eslovena Renata Salecl, el escritor mexicano Eduardo Rabasa, el autor portorriqueño Eduardo Lalo, y la escritora argentina Liliana Villanueva. Además, habrá una mesa especial compuesta por los mejores autores de ficción de América Latina menores de 40 años, distinguidos en la antología Bogotá39.

Entre las editoriales participantes se encuentran: Ediciones Godot, Fiordo, Entropía, Sigilo, Musaraña, Aquilina, Mil Botellas, Blatt & Ríos, Dedalus, Limonero, Ediciones del Zorro Rojo, Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo, Gourmet Musical, Beatriz Viterbo, La Bestia Equilátera, y Alto Pogo.

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