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Agua mala en el distrito más rico del país

6.2.2019

Por  Ing. María Eva Koutsovitis

Los cerca de 400.000 habitantes de las villas porteñas no cuentan con prestación de servicios públicos en igualdad de condiciones con el resto de los porteños.  Todos los días, mujeres, niñas y niños recorren distancias significativas para aprovisionarse de agua. Compartimos el informe de la Ingeniera María Eva Koutsovitis,  Coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria.

 

En la Ciudad de Buenos Aires existen villas desde hace más de 80 años. Los aproximadamente 400.000 habitantes de las villas porteñas no cuentan con prestación de servicios públicos en igualdad de condiciones que el resto de la ciudad. Si bien, la ley de la Ciudad Nº 3.295 reconoce como un derecho humano el acceso al agua potable en cantidad y calidad suficientes para usos personales y domésticos, para quienes viven en las villas de la ciudad el goce de este derecho es utópico. Todos los días, mujeres, niñas y niños recorren distancias significativas para aprovisionarse de agua.

La empresa AySA S.A tiene a su cargo desde el año 2006 la prestación de los servicios de agua y saneamiento cloacal en la Ciudad de Buenos Aires y si bien las villas de la ciudad se encuentran dentro del área de concesión de la empresa prestadora, en los hechos ésta únicamente presta el servicio público de distribución de agua potable y saneamiento hasta las periferias de las mismas. La calidad del agua que consumen los habitantes de las villas no es controlada por ningún organismo estatal.

La Villa 21-24 es un barrio porteño ubicado en la Comuna 4 del sur de la Ciudad, a la vera del Riachuelo y con ochenta años de historia, que no cuenta con servicios públicos básicos, como el agua potable y la cloaca. La semana pasada, un fuerte olor cloacal en el agua corriente se hizo presente en numerosas viviendas de las Manzanas 24, 25 y 29. Desde la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la FIUBA y convocados por la Junta Vecinal, acudimos a constatar la calidad del agua de consumo. La totalidad de las muestras analizadas corroboró que el agua se encontraba contaminada bacteriológicamente y no era potable. Los vecinos relatan que no es la primera vez que esto sucede, no se trata de un hecho aislado. Es frecuente que desde las canillas de los hogares populares, no salga agua o el agua que sale tenga olor cloacal, color amarillo y sedimentos.

La profunda desigualdad en el acceso a los servicios públicos sanitarios determina, por ejemplo, que la mortalidad infantil en la Comuna 4 duplique su valor respecto a la Comuna 13. Por eso, solicitamos a todos los organismos competentes que garanticen el derecho humano al agua potable, que controlen periódicamente la calidad del agua de consumo en todos los barrios porteños y que regularicen los servicios públicos para terminar con una de las desigualdades urbanas más vetustas.

La crítica problemática sanitaria y ambiental en las villas de la Ciudad atenta todos los días contra la salud y la vida de sus habitantes, en su mayoría niñas y niños.

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