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UBA: se eleva pedido de juicio académico a docente denunciado por violencia de género

10.5.2019

Por Adriana Kenig y Lucía Battista Lo Bianco

Consejeras estudiantiles

En la facultad de Filosofía y Letras de la UBA después de varios años de denuncias y pedidos de investigación por parte de les estudiantes, el Consejo Directivo elevó a juicio académico al profesor Dante Palma, votado de forma unánime pero con duras críticas de las consejeras de Pan y Rosas en la Mayoría Estudiantil.

Dante Palma es profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Dictó hasta el año 2016 la materia Filosofía Política en esa facultad y Filosofía en el CBC en la misma sede. Desde ese año hasta el día de hoy, ha sido denunciado por violencia de género por distintas estudiantes de la UBA. A la investigación sumaria que se abrió entonces, donde se siguió el caso a través de la Comisión No a la violencia de género, que se puso en pie a partir de la exigencia de estudiantes que querían denunciar situaciones de violencia, se sumó el inicio de juicio académico votado el día martes que pide resolver la exoneración de Palma de la universidad. Esta no sería la primera universidad que solicita la separación del profesor, sino que ya fue separado de su cargo en la Universidad de San Martín luego de un juicio académico.

Como parte de En Clave Roja en la Presidencia del Centro de Estudiantes (CEFyL), desde el primer momento, antes este caso y otros, nosotras estamos siempre en primera línea para luchar contra la violencia de género y repudiando el machismo, lo hacemos desde una perspectiva de independencia política del Estado y la Iglesia. Por eso apoyamos que se siga el curso de la investigación, que es lo que exigimos desde el inicio acompañando el pedido de las denunciantes y como parte de la organización que impulsamos en la Comisión de Mujer y Diversidad sexual y de género del CEFyL. Del mismo modo lo estamos haciendo ahora: por votación unánime salió el pedido de elevación a juicio académico, pero lo hacemos con críticas a los manejos de las autoridades y mecanismos de la facultad y la universidad.

Las autoridades de la Facultad se han negado sistemáticamente a aplicar el Protocolo de “Intervención institucional para situaciones de violencia de género, acoso sexual y discriminación de género” que rige desde el año 2015 en la UBA. Hoy en día funciona una oficina donde trabaja una comisión elegida a dedo por la decana Morgade. Pero, pese al compromiso público de las autoridades, se sigue negando la participación estudiantil, de las gremiales docentes y del centro de estudiantes, como plantea el protocolo: una comisión de seguimiento.

Esto es contrario a que participen las estudiantes de la propia facultad, que son las principales víctimas de violencia y las mismas que nos hemos organizado en reiteradas ocasiones tanto dentro de la facultad para poner sobre la mesa este problema, como fuera de las aulas con la marea verde y el #NiUnaMenos que desde 2015 no ha dejado de crecer. Somos nosotras las protagonistas de un movimiento enorme que puso al desnudo todas las formas de violencia. La política de las autoridades atrasa mucho ya que niega la posibilidad de ser nosotras las que discutamos qué organización y formas de decisión nos vamos a dar para tomar parte en las denuncias.

En esta ocasión se propusieron abrir un juicio académico que definirá el rectorado de la UBA, dirigido por peronistas y radicales. El problema de esta figura legal, a través de la cual va a tener curso la investigación, es que caratula al caso de Palma como una "falta a la ética universitaria". Se trata de una figura que está pensada para atacar otros problemas dentro de la universidad y nada tiene que ver con enfrentar la violencia de género.

Y por otro lado, nada tiene que ver tampoco la supuesta "ética" de la universidad con la de, por ejemplo, el poderoso movimiento de mujeres que en nuestro país ha puesto en cuestión hasta al propio régimen de gobierno, cuando el año pasado denunció a los dinosaurios que nos negaron una vez más el derecho a decidir. No es nuestra ética la de una casta privilegiada de profesores elegidos a dedo que una vez más decidirá por nosotras, ya que son los únicos que componen el tribunal que lleva adelante los juicios académicos. Porque consideran que les estudiantes y les graduados, que solo tendremos voz en esa instancia, no poseemos suficiente “objetividad” para decidir sobre las propias situaciones cotidianas a las que hacemos frente en la universidad. Este método no puede estar más alejado de las instancias de auto-organización y decisión que necesitamos tener el movimiento de mujeres en nuestro país.

No depositamos ninguna confianza en quienes defienden una ética que lejos de ser universal, se encuentra situada en una sociedad en la que la desigualdad es ley. Una ética hipócrita que nos condena a morir en los abortos clandestinos a las mujeres sólo porque todos los partidos tradicionales (que son los mismos que gobiernan la universidad) no están dispuestos a romper sus alianzas con la Iglesia.

El ejemplo de las trabajadoras en la fábrica Kraft-Mondeléz donde hace pocas semanas pararon un turno entero de obreros y obreras en solidaridad con una compañera que estaba sufriendo violencia, bajo el lema de “No estás sola”. Es una necesidad de primer orden seguir este ejemplo, que la marea verde que puso en cuestión el régimen político y entra a las fábricas cuestionando la dictadura patronal, también inunde la universidad y sacuda a este régimen universitario feudal, machista y anti derechos.

Que el régimen pensado para unos pocos que hasta nos niega el derecho democrático elemental a decidir, cuando somos la inmensa mayoría de la comunidad educativa, deje de darle la espalda a los reclamos de las mujeres o que incluso, los quiera hacer pasar por problemas de otra índole. La universidad posee recursos para brindarnos a las mujeres las herramientas para enfrentar la violencia de género y no estar condenadas a ser víctimas, pero quienes la gobiernan, no poseen esto como prioridad. Al día de hoy, después de cuatro años de que exista el protocolo, no han realizado ni siquiera una campaña de difusión contra la violencia machista.

Acompañamos la investigación, pero nos paramos en la vereda opuesta del régimen universitario: estamos con les estudiantes de la marea verde que siguen exigiendo la separación de la Iglesia del Estado en toda la UBA, y durante el conflicto educativo del 2018 se organizaron reclamando contra las bajas presupuestarias que aceptaron los rectores de universidades nacionales igual que lo hicieron este año.

 

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