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Basta de violencia

 

 

Basta de violencia
31.3.2011

 

Con el lema “Ellas no podrán usar esta ropa nunca más” diferentes organizaciones que trabajan contra la violencia de género y familiar, realizaron un acto en el Obelisco para reclamar mejores condiciones de asistencia y prevención para terminar con los femicidios.

Eran jóvenes, niñas, adultas, adolescentes, rubias, morochas, castañas, pelirrojas, madres, sin hijos, rockeras, cumbieras o con otros gustos e identidades musicales. Eran mujeres. Por alguna de esas múltiples y tantas características que construyen la identidad del género mujer, fueron asesinadas. Desigualdad, poder y otras formas de violencias, desembocaron en la forma más brutal (quizás) de las violencias: la física, que llevó a la muerte.
Esto sucedió con al menos 262 mujeres durante el año 2010, un 12,5% más que el año anterior. Para exigir medidas que protejan a las víctimas de la violencia de género, a sus hijas e hijos, campañas de prevención, patrocinios jurídicos accesibles y especializados, la creación de espacios de atención para los varones victimarios, programas de inserción laboral y subsidios habitacionales, el miércoles 30 de marzo al mediodía distintas organizaciones que trabajan contra la violencia familiar y de género realizaron un acto en el Obelisco.
“Ellas no podrán usar esta ropa nunca más”, fue el lema que convocó a las más de 150 personas, que vestidas de negro, llevaban en alto una vestimenta junto a un cartel que indicaba quién era la mujer que debía usarla hoy y no puede hacerlo por haber sido asesinada.
El acto convocado por La Casa del Encuentro, Red de Prevención en Violencia Familiar, Asociación Civil de Especialistas en Violencia Familiar, Dignos de Ser, Asociación Civil Pablo Beson, Enlaces Territoriales para la Equidad de Género, Shalom Bait y Profesionales Latinoamericanos contra el Abuso de Poder, tuvo también por objetivo reclamar mayor asistencia para las víctimas. En la Ciudad de Buenos Aires, existe un solo refugio, con capacidad para 60 personas, entre mujeres y sus hijos.
Eugenia de 23 años, podría usar hoy un pañuelo blanco en los hombros. Sandra de 33, estaría quizás caminando por Córdoba con su campera de algodón con capucha. Los jeans quemados representan la situación que pasó Fernanda, de 28 años, en Buenos Aires. Así continúan las prendas, los nombres. Soledad, 22 años; Norma, 22 años, Buenos Aires; Laura, 30 años, Santa Cruz; M. Laura, 37 años; Jaqueline, 3 años, Santiago del Estero; Leonela, 10 años, Chubut. “Sí a una vida libre de violencia, No a la violencia contra las mujeres”.

 

 

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