Comunicadores del Sur

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Subsecretario de Seguridad de CABA maltrató a un paciente oncológico por ser “de Provincia”

2.4.2020

Por Edgardo Moyano

Se dirigía al Hospital Roffo con fuertes dolores. Juan Pablo Sassano lo hizo bajar del auto, tirar los papeles sobre el vehículo. “Yo no sabía ni cómo sostenerme, ya desde la punta de la camioneta estaba con las rodillas apoyándome sobre el paragolpes para no caerme. Estas cosas no pueden seguir pasando. Yo no tengo una tabla de surf arriba del auto, yo iba retorcido de dolor, tengo cáncer y duele”.

Martín Quiroga vive en el partido de San Martín, municipio del conurbano bonaerense, y es paciente oncológico en un hospital del barrio de Agronomía. A los dolores propios de su enfermedad, Martín debió adicionar, el miércoles pasado, el abuso del Subsecretario de Seguridad de Horacio Rodríguez Larreta, Juan Pablo Sassano.

“De San Martín, de Provincia”

Después de aguantar durante una semana los dolores, sin salir de su casa por ser una persona de riesgo, las enfermeras le recomiendan a Martín que vaya a la guardia para tratarlos. Acompañado por su esposa y con un sobrino manejando su vehículo, emprenderá su viaje desde su casa al hospital.
Al llegar al retén policial en el ingreso a la Ciudad, en la intersección de la Avenida San Martín con la General Paz, Martín exhibe todos los papeles a los agentes policiales. Luego de unos minutos, es autorizado a seguir circulando. De repente, escucha un grito prepotente: “A ver, qué pasa; a ver, qué pasa”. Se presenta así el Subsecretario de Seguridad de la Ciudad que no lo dejará avanzar.
Martín vuelve a explicar —por segunda vez— los motivos de su urgencia y le habla de los dolores que sufre. El funcionario preguntará: “¿De dónde son? y Martín responderá claro “De San Martín, de Provincia”. Como si hubiera confesado un crimen, Sassano ordenará: “Bájense ya del auto… Tirá todos los papeles arriba de la camioneta”.
El funcionario se niega dar su nombre. Mientras, sin barbijo ni guantes, comienza a revisar y manosear la carpeta con las recetas, los estudios médicos y el carnet de Martín sin ningún tipo de precaución. En una crisis sanitaria ¿qué papel tiene para la salubridad el abuso de autoridad cuando lo que se precisan son respiradores y no impunidad?
Martín insiste y logra finalmente que el funcionario le diga su nombre, Juan Pablo Sassano. “Ese es el payaso que me denigró en la camioneta donde estaba apoyado y no aguantaba más el dolor” contó Martín en un video que difundió en las redes sociales a través de su cuenta de Facebook y reclamó la intervención de las autoridades de la Ciudad.
“Yo no sabía ni cómo sostenerme, ya desde la punta de la camioneta estaba con las rodillas apoyándome sobre el paragolpes para no caerme. Estas cosas no pueden seguir pasando. Yo no tengo una tabla de surf arriba del auto, yo iba retorcido de dolor, tengo cáncer y duele”.
Al trato humillante de la policía, que venimos denunciando, se suma el de un civil, máxima autoridad en materia de Seguridad de la Ciudad. ¿Por qué obstaculizar el ingreso a un hospital público de la Ciudad a un paciente del conurbano bonaerense cuando se dice que hay un trabajo conjunto, con foto incluida de conferencia de prensa mediante, donde Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof anunciaron las medidas “conjuntas” contra la pandemia?
En el video puede verse al funcionario que les “alerta” —ya alertado él de que lo estaban filmando—: “Si ustedes no van para una urgencia, usted sabe que salir a la calle es lo más grave que le puede pasar”. Es decir, para el funcionario “ir a la guardia” no es sinónimo de “urgencia”, tampoco si quien va es un paciente oncológico.
Tratándose de un retén limítrofe entre Ciudad y Provincia podemos preguntarnos si esto es lo que se viene en las próximas semanas, como parte de las medidas para “evitar” el “colapso” del sistema de salud.

La pandemia desde el pie: crónica de Parque Lezama

2.4.2020

Por Mauricio García

La pandemia y el aislamiento no impactan uniformemente en todo el territorio nacional. Los barrios tienen sus lógicas propias. Y cada barrio en particular, su propia historia. Hoy, una experiencia de organización popular en el Parque Lezama, en el barrio de La Boca.

Hablamos con Mauricio, uno de los integrantes del colectivo de la olla popular que nos explicó que “Nosotros estamos. No podemos juntarnos más en el Parque (Lezama) pero si sabemos y estamos en contacto en contacto con la gente que está acá en el barrio”.
La realidad está cruda, la gente no tiene dónde ir a pedir comida, están regalados. Los que cuidan coches ya no hay nadie que les pague por cuidar los coches, porque los coches no se mueven. Los que venden cartones, no pueden circular con los cartones porque no tienen donde venderlos porque esta todo cerrado. Está difícil para ellos.
Lo que venimos haciendo desde el primer lunes de la cuarentena, que se decreto el domingo, es una olla en el Parque. Ese lunes, porque ya la teníamos planificada, repartimos rápido con todos los resguardos pero fue difícil. El próximo lunes, que fue el lunes pasado, lo que hicimos fue cocinar y hacer viandas. Nos donaron bandejas de plástico y salimos a repartir viandas por el barrio, por el Parque, por debajo de la autopista. Porque la gente está y no se puede mover porque los para la policía y pasan un montón de situaciones más.
Cuando salimos el lunes pasado nos agradecían mucho porque era la primera comida que tenían en el día, no había lugar donde pedir para comer, no había cómo generar recursos en el medio de la Ciudad, de la urbe, porque no hay movimiento, entonces se les complica. Nos agradecían por esa vianda. Repartimos lunes y martes porque fue feriado. Antes de ayer, salimos de nuevo, con la misma metodología.
Ya había gente que además la estaba pasando mal porque venía la policía a cada rato a molestarlos. A los paradores no quieren ir porque tienen que ir atrás del BAP[i] (Buenos Aires Presente). El BAP encontró mucha gente en Paseo Colón, algunos nuevos, con hijos; se ve que hay mucha gente que ya no puede pagar las pensiones y los echan. En las pensiones no se clausuraron los desalojos, si no podés pagar te echan. Hay madres con hijos en la calle con bolsos y el BAP pasa y no les da bola, dicen que no tienen nada. Están equipados con guantes y barbijos pero ni se bajan porque no tienen nada. Piden frazadas. Nosotros les damos de comer y el BAP no tiene ni qué decir, se va.
Esta compleja esa situación, la cuestión del Estado como rol organizador o, si se quiere, articulador. Donde se dice que estamos todos cubiertos no está llegando. Las medidas que se están tomando a nivel social son buenas pero en muchos casos no llegan y ahí hay que laburar en los barrios. Estamos acá en el Parque Lezama a 15 cuadras de la Casa Rosada, ni nos imaginamos lo que puede estar pasando en el conurbano o en barriadas, puede llegar a ser todavía bastante más complejo, donde la gente no puede salir de su casa porque la reprimen pero a su vez la única forma de conseguir alimento es salir de su casa para ir al comedor del barrio. Hay muchas situaciones donde el Estado no está llegando, no está articulando, años de desidia, años de políticas que destruyen y rompen los tejidos sociales y se está viendo acá claramente.
Nosotros nos organizamos para responder a estas faltas. Algunos compañeros cocinan. Somos todos vecinos que vivimos por San Telmo, seremos unos 10 o 12. Cocinamos generalmente todos juntos (cuando es en el Parque) pero con esta situación en particular cada uno cocina en su casa, lo ponemos en viandas y después nos juntamos y salimos a repartirlo. Repartimos en auto, caminando, como sea, acá en San Telmo. La realidad es que esta complicado.
La gente nos dona mucho, pasamos a buscar las donaciones de fideos, de arroz, de verduras, articulamos mucho con los espacios del barrio, con la Asamblea de Plaza Dorrego, la Asamblea del Pueblo y entre todos nos vamos articulando y dando una mano para seguir llegando hasta esos rincones, esos huequitos donde la ayuda del Estado todavía no llega.
Desde octubre de 2018 empezó la Olla Popular en el Parque Lezama. Empezamos a pensarlo una vez por mes pero las personas nos pidieron que lo hiciéramos todos los lunes, porque había mucha necesidad. Cuando llueve se hace debajo de la autopista, debajo de Balcarce y Cochabamba. Desde entonces nunca dejamos de hacerla y ahora que hay mucha necesidad menos. Desde las 7 de la tarde nos ponemos a cortar y cocinar y a las 9 comemos.

[i] El BAP es un programa del gobierno de la Ciudad que se supone que da asistencia a las personas en situación de riesgo social compuesto por equipos que recorren las calles.

Acusaciones cruzadas entre trabajadores de Sanidad y el Hospital Italiano por el contagio de cinco empleados

1.4.2020

Por Alfonso de Villalobos

Delegados de los trabajadores del Hospital Italiano denunciaron «negligencia» por parte de la patronal. El Directorio, por su parte, asegura haber llevado adelante en forma tajante los protocolos oficiales.

Integrantes de la Comisión Interna que representa a los trabajadores del Hospital Italiano denunciaron que cinco empleados de ese nosocomio privado habrían contraído CoVid19 como resultado de “negligencia” de la patronal.
Es que, aseguraron, las autoridades “desestimaron todas las advertencias que les hicimos: le negaron licencia a una trabajadora que vino de viaje; demoraron muchos días los testeos y en aislar el servicio de laboratorio donde hubo casos positivos”. Para los trabajadores la actitud se explica por el afán empresario de “seguir facturando sin importar las consecuencias”.
César Latorre, delegado general del Hospital señaló que “hay 5 trabajadores infectados y los casos se multiplican por negligencia de la gestión del Hospital”.
Ante la denuncia gremial, la entidad emitió un comunicado en el que reconoce el contagio de los cinco empleados aunque asegura que “hemos seguido en todo momento el protocolo de la Ciudad de Buenos Aires de COVID-19 tanto para la persona mencionada (la primera contagiada), como para las otras dos personas consideradas como contacto estrecho, a las cuales contactamos esa misma noche y les indicamos el aislamiento domiciliario, tal como lo establecen el Ministerio de Salud de la Nación y el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires”.
Latorre dijo que, en rigor, la empresa que gestiona el hospital “cometió tres negligencias: nosotros les dijimos que le dieran licencias a todos los que venían del exterior y la primera compañera contagiada vino dos veces a trabajar hasta que le dieron licencia, pero por faringitis. La segunda negligencia fue cuando una compañera que se sentaba al lado de ella se hizo el test y también le dio positivo. Pero la empresa no lo informó a los trabajadores recién hasta el día hábil siguiente, que fue el miércoles 25”.
El representante gremial señaló que “nosotros hicimos la denuncia y exigimos que le hicieran test a todos los trabajadores pero, como cuestan muy caros, se los hicieron recién el viernes”.
El director del Hospital Italiano, Marcelo Marchetti, envió un audio dirigido a los empleados de la entidad en el que insiste en que la entidad acató las resoluciones oficiales y que “las modificaciones de las medidas se adaptan a las necesidades de cada momento”.
Latorre señaló que, hasta el momento, los casos positivos confirmados son cinco pero faltan los resultados de los testeos del viernes 27. Por último, concluyó: “Hicieron todo mal. Juntaron la gente que se estaba haciendo el testeo con los que se vacunaban contra la gripe, en el mismo laboratorio”, se indignó.
El delegado gremial insistió en que “desde el 10 de marzo dijimos a la empresa que se tomaran recaudos. Que se garantizaran las cuarentenas de los empleados que venían del exterior y que, por ejemplo, se suspendieran los servicios ambulatorios. Si se hubiera hecho lo que decíamos nosotros, esto no hubiera pasado”. Por eso explica que ahora “pedimos testeos para todos los trabajadores y la integración de los representantes gremiales en el Comité de crisis porque, si nos hubieran escuchado, esto se habría evitado”.
Marchetti, la principal autoridad del Hospital, en el audio que envió a los trabajadores, tácitamente descartó esa posibilidad al señalar que “serán los especialistas los que determinen los pasos a seguir. No es tiempo de egoísmos o de buscar ventajas. Cada uno de nosotros debe ser responsable de las versiones y denuncias infundadas o maliciosas respecto de la situación de los trabajadores del equipo de salud”.
Pero además, la denuncia puso de relieve una problemática que venían denunciando los gremios médicos de todo el país y que es la falta de cobertura que las ART deberían dar para casos de CoVid19 entre los trabajadores contagiados.

Trabajadores del Hospital Garrahan denuncian falta de insumos y personal para enfrentar el coronavirus

1.4.2020

Frente a la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, las y los trabajadores del Hospital Garrahan queremos hacer público lo que necesitamos para cuidar nuestra salud y la de nuestros pacientes. En muchos sectores faltan los equipos de protección personal (EPP). Los kits que entregan las autoridades son insuficientes en cantidad y calidad, ya que además de ser pocos incluyen elementos que no cumplen siquiera los requerimientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se respalda por el Organismo Internacional de Estándares (ISO). Tampoco hay correcta capacitación para el personal tanto de planta como para los residentes, becarios, tercerizados respecto de los protocolos de atención en el hospital, lo que nos expone al contagio como ya se vio con el médico del hospital hoy internado por dar positivo con el COVID-19. Esto obligó a poner a sus colegas en cuarentena tardía y sin ser testeados.
Hay mucha preocupación, y como si fuera poco las ART tampoco cubren el contagio como enfermedad laboral. ¡Siempre piensan en sus negocios!
Esto se suma a las malas condiciones en que se encuentra el personal de salud por los ritmos de trabajo extenuantes, lo que se refleja en el gran número de compañeras y compañeros licenciados por enfermedades cardíacas, respiratorias, autoinmunes, etc. Lo que agrava la necesidad de contratar de forma urgente más personal, una demanda que viene desde hace tiempo y en la que se encuentran negativas por parte de los directivos del Hospital, como fue el caso de la Dirección de Enfermería en los últimos meses. Exigimos la reincorporación de los cesanteados. Además, la inmediata incorporación de trabajadores y trabajadoras de enfermería, ayudante de servicios y médicos, considerando en poner residentes médicos y de enfermería recién egresados y el nombramiento de estas camadas y de anteriores, garantizando todos los derechos laborales y un salario digno.
El bono de $5 mil que otorga el gobierno nacional es una miseria para la exposición que estamos teniendo los trabajadores de la salud y refleja el retraso salarial, consideramos que tiene que ir al básico. Es necesario un aumento de salario para todo el equipo de salud, que esté indexado de acuerdo a la inflación, con un salario mínimo inicial igual a la canasta familiar.
Todo esto lo sabemos porque en el Garrahan venimos realizando un relevamiento por sector y esta semana vamos a llamar asamblea por sala, sector o turno en la que se va a votar delegados y poder unificar una pelea de conjunto.
Los trabajadores de la salud no tenemos súper poderes, necesitamos los materiales para la protección para cuidarnos y cuidar a quien necesita. Exigimos de forma urgente KITS de protección necesaria de acuerdo a lo que recomienda la OMS, test para el personal de salud y mayor contratación de personal. Sabemos que plata hay, este martes se realiza un pago de US$250 millones en concepto de deuda, 9 veces más que la partida extraordinaria en salud. Nos parece que ese dinero debe utilizarse de forma urgente para aumentar el presupuesto de salud, esas son las prioridades y no los especuladores. Decimos que para que también haya una eficiente atención a los pacientes la unificación del sistema de salud público al privado en un único servicio estatal bajo control de los trabajadores, para que haya atención gratuita para todos los contagiados. Los laboratorios, empresas de barbijos, al igual que las empresas químicas que producen elementos sanitarios (como lavandina, jabón, etc.) también deberán ser declarados de utilidad pública y sujetos a expropiación.
JUNTA INTERNA ATE GARRAHAN

Filas enormes para conseguir un bolsón con poca comida y de mala calidad en CABA

1.4.2020

Por Federico Puy

Filas enormes de familias, bajo la lluvia, bancando muchas horas a que llegue una comida que es insuficiente y de mala calidad nutricional. La denuncia que realizaran mis compañeras Alejandrina Barry diputada porteña del FIT y Alicia Navarro Palacios directora de escuela de Lugano, es elocuente.

Un gobierno al cual no le interesa llevar un plato de comida a las casas de los que más necesitan. Una crisis donde si no se toman medidas urgentes, los pobres saldrán más pobres y las escuelas serán un gran lugar de contención social, algo que lamentablemente nunca perdieron.
Una enorme bronca recorrió hoy toda la Ciudad de Buenos Aires. La Ciudad de Puerto Madero y lujosos pisos del capital financiero, tuvo una nueva muestra de su enorme desigualdad.
Las familias de los barrios de emergencia, desde el barrio Carlos Múgica en Retiro, el Bajo Flores y la 1-11-14, la 21-24 en Barracas y Lugano, entre otras zonas, salieron a buscar los bolsones de alimentos que el gobierno de la Ciudad prometió como algo casi de “lujo” y completamente “saludable”. Un gobierno al cual no le interesa llevar un plato de comida digno a las casas de los que más necesitan. Una crisis donde si no se toman medidas urgentes, los pobres saldrán más pobres y las escuelas serán un gran lugar de contención social, algo que lamentablemente nunca perdieron.
La situación el día de hoy, fue de caos y desorden, de angustia y de un bolsón que no alcanza para 15 días y no tiene los nutrientes necesarios.
El amparo que presentó Myriam Bregman, junto a Alejandrina Barry docentes y familias, cada día cobra más vigencia. No solo la justicia nos dio la razón, y aprobó que sea un amparo colectivo al que se están sumando decenas de nuevas denuncias. Sino que la realidad está imponiendo que alguien se haga cargo, responsables de esta situación.
Es que hay cuarentenas y cuarentenas. Nuestras familias viven hacinadas, muchas familias son cinco o ocho en una habitación, sin material de higiene ni de salubridad. Barrios que se inundan, que la policía acecha. Barrios, donde las millones de familias trabajadoras que hacen changas, están desocupados, fueron despedidos hace poco, y que el dinero que ofrecen los gobiernos no alcanza para nada.
Como venimos denunciando, el Gobierno de la Ciudad volvió a incumplir con algo tan elemental como la alimentación de la población, en un momento muy crítico sanitario y económico. Como se nota, es un gran desprecio por estas familias que se mojaron, que muchas fueron buscadas por la Policía de la Ciudad pidiendo documentos y haciendo volver a aquellas personas que supuestamente “no les correspondía” un bolsón de comida. ¿No les correspondía? O ¿No les quisieron dar?
Desde el colectivo de familias y docentes “Vacantes Para Todxs” denunciaron la misma situación en diferentes distritos escolares de la Ciudad. Patricia Pines, referente de este colectivo, remarcó que también estarán recolectando denuncias al respecto.
Junto a muchos docentes de la agrupación Marrón, impulsada por el PTS en el Frente de Izquierda, que junto a docentes solidarios y directivos cumpliendo todas las medidas de higiene y seguridad, se acercaron a dar una mano en las escuelas.
En primer lugar, nadie puede considerar que lo que entregaron hoy alcanza para alimentar a una familia. Menos, si solo lo van a repartir cada 15 días. Además, a muchas familias las dejaron desde el jueves pasado, sin ningún alimento. No creemos que ningún político de Larreta, ningún funcionario o juez alimente a sus hijos e hijas con este bolsón.
En segundo lugar, el contenido de los bolsones no representa nada de lo que necesita un niño para su alimentación. No hay reemplazo por la carne de vaca, ni pollo, menos que menos pensar en pescado. A los sectores populares, arroz, fideos y polenta. En tercer lugar, hay niños y niñas de diferentes edades y la alimentación no es la misma.
Se llama desidia, desinterés, negligencia. El nombre que quieran. Es una gran política de clase, de una clase parasitaria que no le importa nada más que sus negocios y para las familias más vulnerables migajas o las sobras de los festines de los ricos. Muchos de los que vivimos otro tipo de crisis en el país, dando clases, sabemos que las escuelas terminan siendo un gran lugar de contención social, y esto ya se empieza a expresar. No se puede naturalizar.
Las conducciones sindicales, como UTE-CTERA dijeron a viva voz a través de su Secretaria General, que esto es una gran conquista ¿de qué conquista están hablando?
Los docentes solidarios tenemos que pelear para exigirle al sindicato que tiene que pelear porque no puede haber un sólo chico en esta Ciudad que pase hambre. Cuanto están ganando millones las concesionarias que lucran con la alimentación de los chicos. Se tiene que terminar este negociado y que vuelvan a la órbita del Estado con el trabajo de destacadas nutricionistas, de las familias y docentes, para que sea realmente un derecho y no un negocio.
O en forma urgente tomamos partido, como docentes solidarios, o veremos a los grandes empresarios y políticos llenándose los bolsillos a costa de esta crisis.

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