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Fiebre amarilla: la epidemia que transformó la ciudad de Buenos Aires

20.3.2020

Ana Sánchez

Casi 150 años de la peste que mató al 8% de los habitantes de la ciudad y una reflexión: los virus no discriminan según las clases sociales, la muerte, sí.

Quién no escuchó hablar de la fiebre amarilla, la enfermedad de la que todos se cuida(ba)n hace un año o dos, si tenían que viajar a Brasil. Si bien en tiempos de CoronaVirus no hay espacio para hablar de otra cosa, la fiebre amarilla sigue siendo hoy una enfermedad peligrosa, como tantas otras que a pesar de los avances en materia de medicamentos y en la medicina, perduran a lo largo de la historia. Hoy te vamos a contar cómo se desarrolló esta epidemia en la ciudad de Buenos Aires, qué consecuencias trajo para la vida de sus habitantes y qué medidas se tomaron desde el gobierno. Para reflexionar en tiempos de cuarentena: ¿las muertes por virus y epidemias son desgracias evitables?

La ciudad

Fue en 1871. Por aquel entonces Buenos Aires tenía casi tantos inmigrantes como nativos y la ciudad recién estaba empezando a tomar la forma que tiene hoy. La cantidad de habitantes apenas llegaban a los 190 mil y se estima que el saldo final de muertes que dejó la epidemia de fiebre amarilla fue de 14 mil en sólo seis meses, o sea un 8% de la población, aunque algunos dicen que podría haber llegado a matar a más del 10%, sin dudas, una barbaridad.
Hay que decir que Buenos Aires era una ciudad muy precaria: la mayoría de la población se abastecía con agua de aljibes y de río, los saladeros y el Riachuelo eran focos de podredumbre e infecciones. Por supuesto que no todos vivían igual: los inmigrantes y sectores más pobres vivían hacinados en los famosos conventillos, lugares en los que no se tenía acceso a servicios básicos ni a medidas de higiene mínimas, a pesar de se pagaban alquileres altísimos.

La epidemia

Empezó en enero. Se cree que la enfermedad llegó a las costas de la ciudad proveniente de países como Brasil y Paraguay y que la traían los sucesivos grupos de combatientes que llegaban de la Guerra de la Triple Alianza. Otro dicen que la trajeron los navegantes y los barcos que comerciaban, trayendo y llevando mercaderías. Lo que es seguro es que ese tránsito por el puerto favorecía el desplazamiento del agente vector, que algunos años después de la terrible epidemia se descubrió que era un mosquito: el Aedes aegipty. Sí, el mismo que transmite el dengue hoy, enfermedad que también avanza en varias zonas del país y que en estos días tiene un pico en la Ciudad de Buenos Aires. Más de un siglo después, todo vuelve. Complicado.
Los primeros casos se detectaron en el barrio de San Telmo, y la fiebre amarilla se esparció rápidamente por toda la zona sur de la ciudad. Es importante aclarar que la ciudad recién se estaba armando y que la zona habitada estaba concentrada sobre todo en los alrededores del puerto; las zona norte de la ciudad que conocemos hoy, estaba completamente deshabitada. El centro estaba ubicado en lo que es hoy el barrio de Barracas, San Telmo y La Boca. ¿Cómo fue entonces que los barrios más ricos se concentran en la zona norte? Porque en aquellos años, los sectores más acaudalados y poderosos, abandonaron rápidamente sus mansiones y casas quintas del sur huyendo de la epidemia y se trasladaron al norte, así se empezaron a poblar barrios como Recoleta o zonas que en ese entonces todavía no estaban urbanizadas como Palermo o Belgrano. De esta manera el sur, hasta nuestros días, es la zona más empobrecida de la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
Si los primeros casos de Coronavirus fueron detectados entre la población de más altos ingresos por la sencilla razón de que es la que tiene más posibilidades de pagar un traslado hasta y desde los países de Europa o Asia, donde ya hay gran cantidad de infectados; la epidemia de la fiebre amarilla empezó por los de abajo: inmigrantes europeos y pobres que vivían en conventillos, especialmente los italianos, que fueron estigmatizados por eso durante mucho tiempo.

La política

El presidente era Sarmiento y la primera medida que tomó fue irse. Sí, así como sucede ahora que hay una tremenda desorganización y los políticos del régimen no responden a las necesidades de la población ante el avance del coronavirus, lo mismo pasó en aquella época. Sarmiento, aconsejado por sus ministros, abandonó la ciudad y se dirigió a Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, mientras su vicepresidente hacía lo mismo. Ante las críticas y el desprestigio que empezó a tener, tuvo que volver, pero no recorrió ningún lugar de la ciudad, ni hizo acto de presencia ante ninguna de las Comisiones que trabajaban para combatir la epidemia. Algo parecido hizo Narciso Martínez de Hoz, un nombre que seguro les suena a aquellos que ya llegan a los 30. Sí, el abuelo del nefasto ministro de economía de la última dictadura militar, era el presidente de la comisión municipal que debía ocuparse de tomar medidas para enfrentar la epidemia. Él desoyó la advertencia de varios médicos que lo había alertado sobre una posible epidemia y no dio publicidad de los casos ni planificó una prevención, escondió todo. Pasada una semana del primer caso ya había 100 muertos por la fiebre amarilla. ¿Quién dijo que las muertes no son evitables?.
El número de muertos fue enorme y no se daba a basto con los cementerios. Por aquella época la ciudad contaba solamente 40 coches fúnebres, los muertos se multiplicaban exponencialmente, por eso los ataúdes se apilaban en las esquinas esperando que alguien los llevara al cementerio. Como los muertos eran cada vez más y entre ellos se contaban los carpinteros, dejaron de fabricarse los ataúdes de madera y comenzaron a envolver los cadáveres en trapos. Hasta los carros que llevaban la basura se tuvieron que sumar al servicio fúnebre y se armaron fosas colectivas. El cementerio del Sur, donde hoy está el parque Ameghino, en la Avenida Caseros al 2300, colmó enseguida su capacidad. El gobierno municipal tuvo que improvisar un cementerio nuevo y ahí se creó el cementerio de en la Chacarita de los Colegiales (donde hoy está el Parque Los Andes, entre las actuales avenida Corrientes y las calles Guzmán, Dorrego y Jorge Newbery) y creó allí el nuevo Cementerio del Oeste. Quince años más tarde, éste se trasladaría a pocos metros al actual Cementerio de la Chacarita. En Chacarita llegaron a enterrarse 564 personas en un solo día, y en la memoria colectiva quedó el recuerdo macabro de las inhumaciones nocturnas de cadáveres.
Se cuenta que el Ferrocarril del Oeste extendió una línea a lo largo de la calle Corrientes (hoy avenida) hasta el nuevo cementerio de la Chacarita con el objetivo de poner a andar lo que se llamó el “tren de la muerte”: hacía dos viajes cada noche, sólo para transportar cadáveres de personas atacadas por la epidemia. Tenía dos paradas para levantar cadáveres, la final estaba junto al cementerio, donde los cadáveres eran dejados amontonados en galpones que servían como depósitos.
Como pasa ahora, aquella epidemia trajo una crisis económica. Según cuentan algunos historiadores, las provincias limítrofes evitaban la entrada de personas y mercadería provenientes de Buenos Aires y el precio de los alquileres en las afueras de la ciudad registró fuertes aumentos. Y los que más sufrieron la crisis fueron los sectores más pobres, inmigrantes, mujeres, niños y trabajadores que tuvieron que quedarse a vivir en los lugares más afectados porque en otro lado no podía pagar el alquiler, sumado a que muchos perdieron no solo a sus familias, sino también sus trabajos y sus pocas pertenencias que si había infectados se quemaban como medida preventiva.
Pasada la epidemia la ciudad de Buenos Aires se transformó por completo. Se hicieron obras de infraestructuras importantes como las cloacas, la red de agua corriente y la centralización de la recolección de basura. También se prohibieron los saladeros de carne en los márgenes del Riachuelo, porque las aguas contaminadas eran una de las causas de la propagación rápida de la enfermedad. La mayor cantidad de obras se centraron en la zona norte, como por ejemplo los parques y espacios verdes que se empezaron a valorar por la oxigenación y el aire libre que combate el encierro y el hacinamiento que favorecía el contagio.
Pero el sur siguió siendo el sur. Todas las construcciones que abandonaron los ricos cuando se fueron huyendo de la peste hacia el norte, fueron ocupadas por los inmigrantes que siguieron llegando desde Europa. Ahí mucho las cosas no habían cambiado y el hacinamiento y las carencias continuaron. Por eso, más adelante va a estallar la huelga de los inquilinos, un movimiento liderado por las mujeres inmigrantes y laburantes (muchas tenían talleres en sus casas y cosían para afuera, en la misma pieza donde vivía la familia entera) que pedían la rebaja de los alquileres y mejores condiciones de vivienda para la clase trabajadora.

De héroes, sin heroínas

En la historia quedaron como héroes Eduardo Wilde y Guillermo Rawson que fueron médicos que se destacaron en sus publicaciones y estuvieron en el centro de la atención a los enfermos. También pintores que reflejaban las imágenes de la época, periodistas varios que narraban los hechos y denunciaban lo que ocurría en la zona sur de la ciudad, lo mismo que los miembros de la Iglesia, muchos curas y sacerdotes quedaron como héroes por su colaboración. Pero ¿quiénes faltan en esta historia? Obvio, las mujeres. Casi ni figuran en la historia que se cuenta sobre aquellos sucesos. Donde sí aparecen es en un cuadro del uruguayo Blanes que pintó ese mismo año y lo tituló “Episodio de la fiebre amarilla”. En él se puede ver a una mujer pobre tirada en el piso muerta, con un bebé que intenta tomar la teta. Si bien las mujeres hasta ese momento tenían prohibido todo tipo de autonomía y no tenían derechos políticos, por supuesto que trabajaban y muchas lo hacían en sus casas cosiendo para afuera, en tareas de limpieza, en los primeros talleres textiles o como maestras. Por eso es raro que no aparezcan en esta historia, porque se puede intuir que muchas deben haber muerto en condiciones durísimas y tantas otras deben haber sido parte de la lucha contra esta epidemia y tener un rol en la atención a los enfermos.
En aquella época las mujeres tenían prohibido estudiar, la primera médica fue Cecilia Grierson quien recién se pudo graduar en 1889, 18 años después de la epidemia de fiebre amarilla. Esto indica que esta peste y los problemas en la salud de la población no fue preocupación suficiente como para pensar en incorporar a más personas en tareas sanitarias, por ejemplo a las mujeres, la mitad de la población. Hubo que esperar a la pelea de muchas mujeres como Cecilia para acceder a espacios universitarios, profesionales entre otras conquistas. Hoy, casi 150 años después el Malbrán, el único lugar donde hasta el momento se realizar los test para saber si tenés o no el Covid-19, cuenta con once bioquímicos, de ellos nueve son mujeres, en su mayoría trabajando bajo contratos precarios, con sueldos que no alcanzan a cubrir las necesidades.
No es paradoja de la historia, es un sistema de especulación y desigual que se sostiene.

Shoppings de la ciudad: «el gremio está en cuarentena mientras nosotros seguimos trabajando»

20.3.2020

Los shoppings de la ciudad de Buenos Aires están abiertos a pesar de las medidas tomadas en todo el país y siendo CABA el lugar de mayores casos positivos de Covid-19. Los empleados denuncian que los negocios están vacíos y que los pocos visitantes que entran son turistas. Las medidas mínimas de higiene no se cumplen y el Sindicato de Empleados de Comercio no da respuesta.

El Gobierno porteño decidió mantener abiertos los shoppings de la Ciudad con la restricción de que «no haya más de una persona por cada 16 metros cuadrados», según dijo jefe de Gabinete de la ciudad, Felipe Miguel. A pesar de las protestas de muchos de los empleados exigiendo el cierre de los shoppings, éstos continúan abiertos.
«No quieren cerrar y obligan a los locales a abrir y no hay ninguna medida de seguridad para los trabajadores. No hay alcohol en gel en los baños. En el patio de comidas entra gente y turistas. Ayer, por ejemplo entraron unos brasileros que estaban tocando todo. Había una chica en el McDonald’s que tenía que hacer cuarentena y se fue a trabajar igual, después de que hicimos varias denuncias en la fiscalía la chica se retiró.» Comentaba una de las empleadas del Abasto Shopping.
«Protestamos porque el shopping está abierto, hay poca gente y la poca que entra generalmente son extranjeros. No hay ninguna medida de seguridad para nadie, estamos solos y también es un riesgo porque está todo vacío y puede pasar cualquier cosa. De hecho, en el abasto tuvo que venir la policía después de una discusión y casi se llevan a una piba que trabaja ahí por una falsa acusación.»
Una empleada del Alto Palermo filmó el momento donde una mujer desmayada era atendida en el piso y denunciaba por las redes sociales «No podemos seguir así, hay casos en todos los shoppings»:
Por su parte el Sindicato de Empleados de Comercio (SEC) no da respuestas a los reclamos. «Llamé al sindicato de comercio y el gremio nos cerró las puertas, está en cuarentena mientras nosotros estamos trabajando«, denunciaba la empleada del Abasto.
«No hay gremio que nos represente. Estamos solos. Algunos locales cerraron en el Abasto Shopping porque los empleados se organizaron y lograron el cierre del lugar, pero otros locales siguen abiertos y la verdad es que estamos bastante asustados porque nadie nos da una respuesta. Estamos muy solos, nadie nos escucha, los medios tampoco difunden el problema. Muchos empleados tienen familiares con factores de riesgo».

Larreta impulsa un virtual estado de sitio

20.3.2020

Durante este jueves se produjo un hecho que habla de la autonomía represiva que el gobierno derechista porteño está operando con la excusa de la emergencia en que instala a la población el coronavirus.

Sin que aún el gobierno nacional haya definido que existe una cuarentena obligatoria, la policía metropolitana recorre varias calles de la Ciudad y desde sus coches patrulla advierte (más bien ordena) a la población para que de inmediato se recluyan en sus viviendas. Esto fue muy visible en el barrio de Lugano, pero versiones de otros vecinos aseguran que esa actitud se extendió a otras zonas.
Las fuerzas represivas del macrismo, las mismas que este mismo jueves reprimieron una manifestación por el crimen de una trabajadora, aprovechan las medidas dispuestas por el gobierno nacional para excederse e instalar un virtual estado de sitio.
Por altavoz los policías metropolitanos indican que está prohibido circular, caminar, hacer ejercicio y otras actividades en la calle. Para Larreta y su gabinete es evidente que frente a una situación donde lo que más habría que cuidar es lo que ocurra con la atención sanitaria, la receta fue y sigue siendo la represión.

Coronavirus: exigen respuestas gubernamentales urgentes para las personas en situación de calle

18.3.2020

La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), junto al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), Hábitat para la Humanidad – Argentina, la organización La Boca Resiste y Propone y el Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires, presentaron una nota al jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y a la Ministra de Desarrollo Humano y Hábitat, María Migliore, advirtiendo sobre «la falta de políticas públicas adecuadas para las personas que viven en situación de calle en relación con la circulación del virus COVID-19». Según el Segundo Censo Popular realizado en abril de 2019, un 38,1% de las personas que viven en la calle tienen afecciones de salud, y más del 50% de los problemas declarados con más frecuencias están vinculados con dificultades respiratorias, que es justamente una condición de salud que genera mayor vulnerabilidad frente al coronavirus. El 10% de las personas en situación de calle son personas de más de 60 años, grupo etario con tasa más elevada de mortalidad ante esta pandemia.

«Las organizaciones firmantes nos dirigirnos a Ud. para solicitarle que adopte medidas urgentes que garanticen el acceso de las personas que viven en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires a condiciones adecuadas de higiene para prevenir la circulación del Coronavirus (COVID-19) – remarcan en la presentación que enviaron este martes 17 al jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y a la Ministra de Desarrollo Humano y Hábitat María Migliore – Las personas en situación de calle son un grupo especialmente vulnerable ante este nuevo virus. Las medidas preventivas como lavarse las manos de manera constante durante el día, lavar de manera muy cuidadosa los enseres que se utilizan, cocinar los alimentos o repasar con lavandina las superficies en las que nos apoyamos son medidas que difícilmente se puedan realizar cuando se vive en una situación de calle», sostienen.
Asimismo, agregaron que «según el Segundo Censo Popular realizado en abril de 2019, un 38,1 % de las personas viviendo en la calle tienen afecciones de salud. Más del 50% de los problemas declarados con más frecuencias están vinculados con dificultades respiratorias, que es justamente una condición de salud que genera mayor vulnerabilidad frente al coronavirus. El 10% de las personas en situación de calle son personas de más de 60 años, grupo etario que presenta una tasa más elevada de mortalidad ante esta pandemia».
En ese sentido, las organizaciones sostienen que si bien «las medidas para mitigar la circulación del Coronavirus anunciadas por la Subsecretaría de Asistencia y Cuidado Intensivo mediante la resolución 127 están principalmente orientadas al control de la circulación de la población en situación de calle, pero ninguna garantiza su acceso a condiciones adecuadas de higiene». Además, remarcan los errores que tiene el modelo de preguntas que el GCBA realiza a las personas en situación de calle: «la resolución aprueba un modelo de Declaración Jurada que debe firmar toda persona que solicite ingreso a un establecimiento de atención a personas en situación de calle. El formulario incluye preguntas vinculadas conviajes recientes a países afectados, y el domicilio. Este tipo de consultas están muy alejadas de la situación real de las personas que viven en la calle».
Por todo lo expuesto, reclaman al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires que:
a) Suspenda los desalojos en la ciudad con el fin de evitar el incremento de la población viviendo en la calle.
b) Garantice soluciones habitacionales alternativas en caso de que la capacidad de alojamiento de los establecimientos no sea suficiente.
c) Establezca un trámite expeditivo para el subsidio habitacional y flexibilice los requisitos.
d) Obligue a los establecimientos que reciben a personas en situación de calle a garantizar las medidas de higiene preventivas, especificando cuáles son dichas medidas.
e) Asegure las condiciones presupuestarias y logísticas para que dichos establecimientos puedan cumplir con las medidas.
f) Fiscalice el cumplimiento de la disposición.
g) Adopte medidas específicas de cuidado y prevención para aquellas personas en situación de calle que no se acercan a los establecimientos y permanecen viviendo a la intemperie.

¿Qué pasa en la UBA con el coronavirus?

17.3.2020

Por Brenda Hamilton y Ana Florin

En esta nota te contamos las últimas novedades sobre las resoluciones que tomó el rectorado de la UBA, qué repercusiones tuvo en cada facultad y las opiniones de trabajadorxs docentes y no docentes ante la crisis sanitaria.

En los últimos días se reunieron los decanos de las 13 facultades de la UBA con el rector Barbieri y miembros del ministerio de educación para aunar criterios de seguridad e higiene frente a la crisis sanitaria generada por la pandemia del coronavirus en argentina y el mundo.
El día de ayer salió una nueva resolución del rectorado (346-20) que determina la suspensión de todas las actividades de la Universidad hasta el 12/4 (aunque en algunas facultades contemplan arrancar la semana del 30/03), en donde sólo se realizarán tareas consideradas “esenciales” por las autoridades de cada Facultad. Contemplando así las exigencias de lxs trabajadorxs no docentes, ya que en la resolución anterior se restringía la asistencia únicamente del claustro estudiantil al retrasarse el inicio de clases.
En algunas facultades resta que definan cuáles son las tareas que consideran de carácter “esencial”, ante eso es necesario que se pongan por delante la salud de las y los trabajadores no docentes de la universidad y así evitar cualquier tipo de riesgo ante la crisis en cuestión.

Cese de actividades pero no de los negociados

En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA las gremiales docentes y no docentes están denunciando en este sentido el caso particular del laboratorio de idiomas que en principio permanecerá abierto y con el personal trabajando normalmente en medio de la pandemia. Dicha medida expondría a lxs trabajadorxs del área a condiciones de posibles contagios, a costa de que la facultad siga obteniendo los ingresos económicos de los cursos pagos que tienen funcionamiento en el laboratorio. Al respecto hablamos con un trabajadxr de este espacio para difundir su reclamo:

¿El laboratorio de idiomas de la facultad de FFyL va a seguir abierto y funcionando con tareas normales?
El laboratorio de idiomas deberá cumplir por lo q entendemos, con la disposición de demorar el comienzo de clases. Pero no así con las inscripciones. Nos dieron orden de cumplir de manera presencial con las tareas administrativas de inscripción. Más allá del riesgo en la salud que pueda representar el contacto con el público proveniente de cualquier parte del mundo. Entonces, las clases se retrasan pero los administrativos y docentes seguimos inscribiendo y recibiendo personas x ventanilla

¿Qué medidas de seguridad e higiene se están tomando para proteger a lxs trabajadorxs?
Medidas de seguridad e higiene son nulas. No tenemos limpieza en las oficinas, no nos proveen de insumos para limpiar nosotros mismos siquiera. Recién hoy acercaron alcohol en gel.

¿Qué proponen ustedes como trabajadorxs de este espacio ante la emergencia sanitaria?
Nuestra propuesta es clara y efectiva. Realizar trabajo desde casa. (Home office) inscribiendo y contando online. Todos tenemos un familiar paciente de riesgo, o niñxs, o nosotros mismos con alguna dificultad de salud que si esta pandemia nos toca de cerca podría llegar a ser muy grave y estamos poniendo en riesgo nuestra salud x ser precarizadxs.

Ser docente en tiempos de pandemia

El domingo por la noche en una nueva conferencia de prensa, el presidente Fernández anunció la suspensión de clases en todos los niveles educativos (inicial, primario y secundario), lo que desató más dudas que certezas sobre cómo y qué condiciones continúa el trabajo de lxs docentxs en este período.
Mientras tanto en el claustro docente de la Universidad de Buenos Aires la situación no es muy distinta. Frente a lo cual, la AGD (Asociación Gremial Docente de la UBA) denunció las “ambigüedades y contradicciones de la resolución UBA” y solicitó “suspensión de todas las actividades en función de garantizar el resguardo de todo el personal docente, no docente y de los estudiantes”.
En este sentido, Gastón Gutiérrez, profesor de Sociología y miembro de la agrupación “Docentes e investigadores de Izquierda (PTS-FIT)”, nos comentaba: “la situación en la UBA requiere garantizar a la vez la “suspensión” de actividades y la conformación de Comisiones de Seguridad e Higiene (no docentes, docente y estudiantil) que puedan garantizar democráticamente condiciones estructurales mínimas para cuando se puedan retomar las actividades. La pandemia global del Covid 19 abre una crisis muy importante que los trabajadores no debemos tomar pasivamente. Los especialistas acuerdan en que hay que tomar medidas de “aislamiento social” para detener la “curva” de crecimiento del virus, sin embargo el gobierno nacional ha tomado medidas muy “selectivas” socialmente, cuidándose de afectar el normal funcionamiento de la producción capitalista y el transporte de la fuerza de trabajo.¨
Gutiérrez agregó: ¨En Italia y España ya están sucediendo protestas porque obligan a los trabajadores a asistir a las fábricas y empresas para mantener las ganancias capitalistas. Qué sentido tiene que funcionen con normalidad empresas que no fabrican insumos esenciales? El día de hoy fue escandaloso ver las condiciones del transporte público.
Tenemos que pelear porque la prioridad sea que la población trabajadora se proteja de esta crisis, exigiendo en cada lugar de trabajo y estudio todas las medidas que sean necesarias y exigiendo que el Estado garantice condiciones económicas y sanitarias de toda la población, especialmente de la población trabajadora, precarizada y que vive del trabajo informal.
La salud pública es algo demasiado importante para dejarlo en manos de aquellos que mantienen un sistema de salud deficitario y subordinan nuestras vidas a los intereses de los grandes empresarios.”
A su vez, en el Hospital de Clínicas que depende de la Universidad de Buenos Aires, lxs trabajadores de la salud denuncian que en el último tiempo se registraron nuevos brotes de sarampión, una enfermedad que supuestamente fue erradicada hace tiempo. Además, no están garantizadas las condiciones para una correcta higiene de aquellos que trabajan en la guardia. Si bien aún no fueron detectados casos de COVID-19 en el mismo hospital, por el alto nivel de precarización laboral, muchxs de lxs que atienden ahí también trabajan en clínicas privadas donde sí hubo casos, incrementando la exposición al virus de los pacientes del hospital de la UBA y de lxs trabajadorxs de la salud.

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