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Chocolatería recuperada: “Apostamos todo a estas Pascuas”

21.4.2019

Lo aseguró el presidente de la empresa recuperada Arrufat, Adrián Serrano. Sus retiros de excedentes alcanzan los mil pesos. “Destinamos todo a pagar las tarifas de luz”, explicó. No trasladaron los aumentos a los precios de los huevos pensando en los vecinos y en la gente que se acerca a apoyarlos”.

La fábrica de chocolate Arrufat en el barrio porteño de Villa Crespo, está trabajando a tiempo completo. El motivo lo explicó a ANSOL el presidente de la Cooperativa de Trabajo Trabajadores Arrufat-Vivise Adrián Serrano: “Apostamos a estas Pascuas”.

En 2009 la empresa Arrufat acumulaba meses de atrasos en los sueldos de sus trabajadores y trabajadoras cuando comenzó a adelantarles vacaciones y darles licencias sin goce de sueldo.

En febrero de ese año, y con presencia policial, la empresa fundada en 1931 inició el vaciamiento. Las y los trabajadores resistieron y meses después crearon la Cooperativa que hasta hoy gestiona la fábrica.

Nuevos obstáculos

En el último tiempo los tarifazos comenzaron a complicar la producción. El año pasado una campaña que difundía sus huevos de pascuas se viralizó y agotaron todo el stock que habían producido para poder pagar una abultada factura de luz. Este año las grandes facturas se repiten. “Sigue la misma situación a pesar de que hicimos un nuevo contrato con Edesur para reducir la potencia. Los primeros meses redujo un montón la factura pero ahora subió otra vez con los aumentos. La ultima boleta que pagamos fue de casi 105 mil pesos”, dijo Serrano.

Los aumentos en los servicios generan que el dinero de las ventas se destine casi exclusivamente al pago de facturas. “Hace dos semanas atrás estábamos llevándonos $1000 por semana cada uno”, explicó el presidente de la cooperativa conformada por 16 trabajadoras y trabajadores.

Para revertir la situación apuestan a las Pascuas con una amplia gama de productos y precios. Se consiguen huevos de chocolate desde 30 gramos hasta 4 kilos y medio. Los precios, que sufrieron un moderado aumento, arrancan desde $30. “Apostamos a hacer una pequeña diferencia pero a hacerla”.

Desde la cooperativa sostienen que “el producto es bueno y a bajo precio” y que la decisión de no trasladar la totalidad de los aumentos a los productos se hizo “pensando en el vecino y en la gente que viene desde lejos a apoyarnos”.

Durante esta semana la fábrica ubicada en Tres Arroyos 764 estará abierta en horario de corrido de 8 a 20 horas.

Los sobrantes del sistema

22.4.2019

Por Claudia Rafael

Todo es ya en la calle. Viene la lluvia y es ya. Viene la razzia y es ya. Pasa el carro de facturas de la iglesia y es ya. El cuerpo está formateado para reaccionar ya. Ese agite se explica porque así arrancó su vida. Hoy son 8000, dentro de una hora o mañana mismo, quién sabe. 

Basurero, basurero que nadie quiere mirar pero si sale la luna, pero si sale la luna… Pero si sale la luna tus latas van a brillar (Teresita Fernández).

No sólo es vivir sin techo. Es vivir sin paredes. Todo es a la vista de todos. Y no hay intimidad para lo bello. No hay intimidad para lo sórdido. Todos saben quién se acuesta con quién. Quién le pega a la mujer. Quién maltrata a los chicos. Quién no tiene en cuenta las necesidades del otro. Quién, cuando pasa el censo, no dice que vos vivís ahí. Se acumulan los egoísmos y las solidaridades en la memoria ram del habitante callejero. Que no es el que está en situación de. Porque es una situación eterna. Que llegó para quedarse. Lo otro, la palabra, el modo de llamarlos, de ponerles nombre es un eufemismo ahogado que no tiene punto final. El único punto final lo ponen el paco, la cuchillada por una nadería, el frío cuando irrumpe sin piedad o los niveles de violencia que se reproducen con todas sus sordideces. Pero también lo pone el estado. Cuando carga sus metrallas o cuando lanza la prueba piloto de contenedores tecnológicos que se alzan como valla entre el pobrerío y los desechos del bienestar.

La noche cae sobre la terminal de Retiro cuando aún el reloj de la torre de los ingleses no marcó las siete de la tarde. Hay un ritmo que le es propio. El caos de autos, colectivos y el ruido ensordecedor de un par de motos se entremezcla con la estética que Larreta impuso hace ya rato, entre calles cortadas, polvaredas de cemento, paneles divisorios. Parece que no hay modo de llegar a ninguna parte. Se mezcla el olor de las hamburguesas, con el pis humano de vieja y nueva data, la transpiración de hombres y mujeres que corren rumbo a ningún lado y la cumbia que asoma desde algún puestito callejero que se empeña en aturdir. La villa avanza. Gana territorios. Hacia un lado y hacia el otro de la terminal y también de la estación. Los cartones y colchones flacos y raídos se amontonan sobre paredes y esquinas. El piberío juega o se acomoda temprano sobre el regazo materno mientras la joven mujer estira la mano con una lata. Los llantos de los críos se entremezclan. Por hambre, por sueño, por frío, por mil razones que se apiñan en un cóctel que estalla porque la calle potencia todo hasta decibeles impensables.

El gobierno de la Ciudad no supera en sus estadísticas el número de 1.100 hombres, mujeres y niños viviendo en las calles. El censo alternativo de organizaciones sociales marcaban, sin embargo, que ya en 2017 eran 5800 los sin techo incluyendo a los menos de 2000 que duermen en los paradores nocturnos. Hoy, esas mismas organizaciones estiman que la cifra, por estos días, ronda los 8000.

Recogen lo que los saciados derraman en latas, contenedores y esquinas pero también aquello de lo que se desprenden los que están apenas unos escalones más arriba en las pirámides de las sobrevivencias.

Wacquant habla de un nuevo tipo de marginalidad, “la avanzada”, que tiene como “signos exteriores” a los sin techo, a los mendigos pidiendo dinero en las calles o en colectivos y trenes, “a los desocupados o subocupados crónicos, a la criminalidad como componente del día a día, a los trabajadores veteranos con conocimientos obsoletos en un contexto de desindustrialización y evolución tecnológica, a la mayor hostilidad hacia y entre los pobres”, a la mayor acción policial para los caídos a los abismos del sistema.

Hay una sociedad que no mira. Que no posa sus ojos en los ojos de los ningunos. O que provoca una mueca de desagrado ante esa fauna creciente que puebla calles, esquinas y boulevares. Y un estado que empuja al pobrerío más allá de las cuatro avenidas céntricas de las grandes urbes. Que coloca contenedores “inteligentes” que se alzan como rejas ante la riqueza sobrante de uno, dos, diez cartones. Que anuncia, entre bombos y platillos desde la puesta teatral de la calle Corrientes, que es apenas una “prueba piloto” la de los recolectores tecnológicos que funcionan para el abrete sesamo con una tarjeta magnética.

Porque, en definitiva, lo que no se ve no existe. En una política que tiene larga historia en los destinos de los pueblos. Basurero, basurero que nadie quiere mirar, decía la canción cubana. Y los estados responden. Expulsan, ponen candados, tarjetas inteligentes, políticas excluyentes, prácticas criminales. Profundizan desigualdades. Crean convenientemente infraclases. Destruyen solidaridades. Con monedas que corroen. Arremeten con fuegos reales o de los otros.

Mientras la marginalidad irrumpe. Se cuela por las cerraduras de los palacios. Acomete entre las grietas de puertas y ventanas de los castillos ministeriales. Puebla las periferias y esparce miedo al contagio. Porque son decenas de miles más los que están caminando por la cuerda floja entre el adentro y el afuera. Entre el techo y el no techo. Entre el plato de comida y la mesa vacía. Entonces, señores, mejor no ver.

Redada de la Policía de la Ciudad en Once: Tres detenidos en operativo contra la venta ambulante

18.4.2019

La cuadra de la avenida Pueyrredón entre Mitre y Perón, a metros de Plaza Miserere, fue escenario de un operativo de la Policía porteña que incluyó gas pimienta. Cerca de las 17:00, un grupo nutrido de efectivos llegó para reprimir la venta ambulante. Se llevó a un vendedor senegalés, Dijly Mbengue, un joven identificado como Hernán Díaz y un adolescente de 14 años.

Al chico le tiraron gas pimienta en los ojos, en medio de la indignación de vendedores y transeúntes, sorprendidos por la magnitud del operativo.

Los detenidos fueron llevados a la Comisaría 5º. Mientras duró el operativo, los policías fueron increpados por los transeúntes.

 

Comunicado desde Vendedores Ambulantes Independientes De Once

¡BASTA DE REPRESIÓN! ¡QUEREMOS TRABAJAR!
*Repudiamos el violento operativo policial con el que Larreta reprimió a nuestros/as hermanos/as vendedores ambulantes de once, dejando a decenas de trabajadores/as con sus niños y vecinos/as lastimados/as por los gases y palazos.*

Seguimos denunciando que el gobierno de la ciudad nos ha declarado la guerra. Abrazamos a los/as compañeros/as, entre ellos, Franco (niño de 13 años) que sufrieron los palos, gases y fueron detenidos/as por el solo hecho de trabajar,

Denunciamos que el gobierno de Larreta, lejos de impulsar medidas que descriminalicen, contengan, ordenen y regulen el trabajo en la vía pública como en otros países del mundo, insiste en señalarnos como delincuentes, poniendo en marcha un mecanismo perverso en que los grupos económicos financian a fiscales y jueces que inician la persecución, Espacio Público nos corre y nos roba la mercadería bajo la figura de falsas confiscaciones y la policía de la ciudad nos reprime violentamente y nos lleva presos/as.

¡QUEREMOS TRABAJAR! ¡BASTA DE REPRIMIR A LOS/AS TRABAJADORES/AS LOS/AS VENDEDORES/AS!

-Vendedores Ambulantes de Liniers
-Vendedores Ambulantes Independientes de Once
-Trabajadores de la Feria Los Patos

Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular – Seccional Capital.

Una jubilada quiso quitarse la vida en el subte porque “no le alcanza para comer”

16.4.2019

Fue en la línea C y la conductora de la formación que llegaba a la estación Lavalle logró frenar a tiempo.

Una jubilada intentó quitarse la vida este martes al mediodía al arrojarse a las vías de la estación Lavalle del subte línea C. De acuerdo con lo que explicó luego la mujer, tomó la drástica decisión porque el dinero no le alcanza para mantenerse.

La tragedia pudo evitarse porque la conductora frenó a tiempo y, al ser rescatada, la anciana les explicó a los empelados que “no puede comprar medicamentos para su enfermedad y no le alcanza para comer”.

Paula Parisee, la conductora de la formación, explicó que a la mujer “la ayudaron a salir de las vías el guarda del tren y el de la formación de enfrente, y pasajeros que se tiraron a las vías”. Luego la asistió personal del SAME y fue trasladada para recibir atención médica.

Y agregó: “Quiero ver si la puedo ayudar. Si se confirma lo que está circulando -sobre los motivos que llevaron a la mujer a tomar tan tremenda decisión-, la situación es doblemente angustiante”.

Cabe recordar que cuando una persona se quita la vida o intenta hacerlo nunca es por una única causa sino por un conjunto de razones que llevan a la persona a “calmar” el dolor que sienten con esa drástica decisión.

Chocolatería recuperada: “Apostamos todo a estas Pascuas”

16.4.2019

Lo aseguró el presidente de la empresa recuperada Arrufat, Adrián Serrano. Sus retiros de excedentes alcanzan los 1.000 pesos. “Destinamos todo a pagar las tarifas de luz”, explicó. No trasladaron los aumentos a los precios de los huevos pensando en los vecinos y en la gente que se acerca a apoyarlos”.

La fábrica de chocolate Arrufat en el barrio porteño de Villa Crespo, está trabajando a tiempo completo. El motivo lo explicó a ANSOL el presidente de la Cooperativa de Trabajo Trabajadores Arrufat-Vivise Adrián Serrano: “Apostamos a estas Pascuas”.

En 2009 la empresa Arrufat acumulaba meses de atrasos en los sueldos de sus trabajadores y trabajadoras cuando comenzó a adelantarles vacaciones y darles licencias sin goce de sueldo.

En febrero de ese año, y con presencia policial, la empresa fundada en 1931 inició el vaciamiento. Las y los trabajadores resistieron y meses después crearon la Cooperativa que hasta hoy gestiona la fábrica.

 

Nuevos obstáculos

 

En el último tiempo los tarifazos comenzaron a complicar la producción. El año pasado una campaña que difundía sus huevos de pascuas se viralizó y agotaron todo el stock que habían producido para poder pagar una abultada factura de luz. Este año las grandes facturas se repiten. “Sigue la misma situación a pesar de que hicimos un nuevo contrato con Edesur para reducir la potencia. Los primeros meses redujo un montón la factura pero ahora subió otra vez con los aumentos. La ultima boleta que pagamos fue de casi 105.000 pesos”, dijo Serrano.

Los aumentos en los servicios generan que el dinero de las ventas se destine casi exclusivamente al pago de facturas. “Hace dos semanas atrás estábamos llevándonos $ 1.000 por semana cada uno”, explicó el presidente de la cooperativa conformada por 16 trabajadoras y trabajadores.

Para revertir la situación apuestan a las Pascuas con una amplia gama de productos y precios. Se consiguen huevos de chocolate desde 30 gramos hasta 4 kilos y medio. Los precios, que sufrieron un moderado aumento, arrancan desde $ 30. “Apostamos a hacer una pequeña diferencia pero a hacerla”.

Desde la cooperativa sostienen que “el producto es bueno y a bajo precio” y que la decisión de no trasladar la totalidad de los aumentos a los productos se hizo “pensando en el vecino y en la gente que viene desde lejos a apoyarnos”.

Durante esta semana la fábrica ubicada en Tres Arroyos 764 estará abierta en horario de corrido de 8 a 20 horas.

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