Contra el abuso callejero
8.12.2016
La Legislatura porteña sancionó una ley contra el acoso callejero que prevé penas de hasta $1000 o 10 días de trabajo social contra las personas que “hostiguen, maltraten o intimiden” y que “afecten en general la dignidad, la libertad, el libre tránsito y el derecho a la integridad física o moral de las personas basados en su condición de género, identidad y/o orientación sexual”. Los “piropos” entran dentro de las acciones prohibidas en la nueva normativa.
Todas las mujeres escuchamos alguna vez un comentario sobre nosotras en la calle. Sea dirigido explícitamente, hecho por lo bajo, o entre hombres. Alguna vez nos dijeron que éramos lindas, nos dijeron groserías o nos hicieron sentir mal por nuestra ropa, forma de ser o simplemente por nuestra identidad sexual.
En los últimos años creció la visibilización de los mal llamados “piropos” como una forma más de violencia y se escuchó, por primera vez, la voz de quienes no nos sentimos halagadas si no, más bien, incómodas.
Tiempo atrás, los medios recogieron estos debates y hasta el ahora Presidente Mauricio Macri entró a la discusión y dijo estar a favor de los “piropos” porque “a todas las mujeres les gustan que les digan un piropo. Por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que tenés, está todo bien”.
En la Ciudad de Buenos Aires trascendieron este año casos de masturbaciones en el subte. Los casos de este tipo son numerosos y llegan a menudo hasta las fiscalías porteñas, donde en el primer semestre del año se recibieron 72 denuncias. Si bien muchos pensarán que éstas son situaciones extremas, son más comunes de lo que parecen y están también vinculadas con las exhibiciones obcsenas en las calles que completan la imagen general para entender de qué manera somos tratadas las mujeres en la ciudad y en nuestra vida diaria.
Las campañas llevadas adelante por organizaciones de mujeres evidenciaron que este tipo de prácticas son comunes a todas (incluídas las niñas) y permitió romper el silencio poniendo el debate sobre la mesa. La ley que sanciona el acoso sexual callejero es un avance para continuar cambiando la cultura machista y promover el respeto y la no discriminación de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.