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Cromañón: familiares y sobrevivientes contra la reapertura del predio

31.1.2019

En la tarde de ayer, familiares, amigos y sobrevivientes de la masacre de Cromañón se movilizaron desde la Jefatura de Gobierno hasta el santuario ubicado en el barrio de Once. El reclamo se centró contra la decisión del Poder Judicial de entregar el predio a una empresa privada, propiedad de Rafael Levy, uno de los principales responsables de la masacre.

 

Familiares, amigos y sobrevivientes de la masacre en la República de Cromañón se movilizaron en la tarde de ayer hacia la Jefatura de Gobierno, con intenciones de entregarle un petitorio a Rodríguez Larreta. Sin embargo, no fueron atendidos por el Jefe de Gobierno. Eso sí: quedaron en volver, dentro de cinco días, para entregarle el petitorio que rechaza la orden del Tribunal de devolverle el predio de Once a la empresa Nueva Zarelux SA., propiedad de uno de los responsables de la masacre: Rafael Levy.

En el petitorio, familiares, amigos y sobrevivientes expresan: “Hemos tomado conocimiento de que se están produciendo gestiones a fin de disponer del inmueble y por tanto hacerlo objeto de operaciones comerciales.Si ello ocurre, estaríamos ante una situación donde no solamente no dispondremos de un lugar adonde concurrir a venerar a nuestros familiares y amigos, sino peor aún, se perdería la memoria, y esto agravia no solamente a nosotros como víctimas directas, sino al pueblo de la ciudad en su totalidad, toda vez que Cromañón marcó un antes y un después en la historia de corrupción política y administrativa, y de desprecio por la vida humana durante el período democrático en esta Capital”.

Rafael Levy era el dueño del predio donde funcionaba el boliche República de Cromañón, solo que no estaba a su nombre, sino que figuraba como una empresa offshore radicada en el exterior. Levy, además, es un inversor inmobiliario y empresario textil, a quien se le descubrió que mantuvo abierto un prostíbulo en la misma manzana de la masacre. Juzgado y en libertad condicional, se conoció a través de una investigación del periodista Lucas Schaerer que en un sótano al que se accedía desde el boliche funcionaba un taller textil clandestino.

Consultada al respecto por Marcha, Silvia Bignami, madre de Julián Rozengardt, víctima de Cromañón, manifestó:“Si le permitimos volver, entonces la gente de Once, en particular sus jóvenes, corren riesgo porque si le dan sin ninguna restricción el boliche puede poner otro boliche y como le da todo lo mismo a lo mejor pueda volver a ocurrir” (otra masacre).

Por la tarde, en el santuario ubicado frente al boliche y a metros de la plaza Miserere, familiares, amigos y sobrevivientes realizaron un acto. Del mismo participaron: Vanesa, en nombre de familiares y amigos de Luciano Nahuel Arruga; Nancy, mamá de Ismael Sosa; la madre de Mariano Vázquez; Alberto y Leo Santillán; Emilia Vassallo, mamá de Pablo Alcorta; Lourdes, sobreviviente del taller textil de Luis Viale, incendiado en 2006; Alfredo Cuéllar, papá de la China; Norita Cortiñas y Lucas, de La Alameda, entre otros.

En las intervenciones, el hermano de Darío Santillán declaró: “Sabemos que hay lugares, donde puede llegar a darse una luz o incentivar otras luchas, estos tipos, más allá de quien esté, sea el kirchnerismo, el macrismo el menemismo o lo que fuere estos tipos han tratado de apagar estas cosas. No pudieron callarnos. Hay que salir a bancar esto con el cuerpo y alma, que no nos confundan estos asesinos, que por pelear por memoria nos vamos a olvidar de pelear por justicia. Hay muchos hijos de yuta que se han acobijado en el gobierno, cómo Aníbal Ibarra, que lo ha mantenido el kirchnerismo. Hay muchos que nos ofrecen hacer sociedad con Ibarra con Solá, nosotros no vamos a tranzar con nadie”.

Lucas, de La Alameda, por su parte, manifestó que: “Levy es un empresario nacido primero como proxeneta, y después, cómo le pasa a todos los mafiosos, tienen que poner ese dinero en el lavado y lo que hizo, justamente, fue comprar este predio…”, “Producto de la movilización de los familiares, de la Alameda y de varios vecinos, descubrimos que Levy era dueño de un prostíbulo en esta cuadra”.

Las intervenciones, aplaudidas por los presentes, fueron cesando a medida que el sol se ponía sobre las zapatillas colgadas en el santuario. A 14 años de una de las peores masacres sociales, la impunidad de los responsables convive con la lucha de familiares y sobrevivientes, que no se detiene y continúa exigiendo justicia.

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