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El senador Jovino Novoa, un apoyo chileno al PRO

 

El senador Jovino Novoa, un apoyo chileno al PRO

12.9.2009

 

La noticia no mereció más de un par de líneas en un diario local. El 28 de junio pasado, mientras llegaban del conurbano y el corazón sojero de la provincia los últimos partes del triunfo de Unión-Pro, y sus glamorosos militantes desataban el dance en el bunker, dos cincuentones apocados con acento forastero felicitaban a los victoriosos empresarios. Eran Jovino Novoa, presidente del Senado chileno, y el diputado Felipe Salaberry, ambos por la Unión Democrática Independiente (UDI), un partido de extrema derecha chilena. De regreso declararon a la prensa haber sido testigos “de algo que para los argentinos es histórico: el voto de rechazo a una forma de gobernar el país, con poco respeto a las instituciones”. Era la punta del ovillo: una historización de la UDI y uno de sus fundadores, Jovino Novoa, ayuda a desentrañar el cinismo de la frase, y los entramados que teje a nivel partidario la derecha continental, como reactualización del Plan Cóndor.

El Momio. El armado del rompecabezas comienza hace dos semanas, durante un desayuno en el shopping Abasto. “Jovino Novoa es la vigencia de la dictadura en la vida democrática”, dice el hombre de unos cincuenta años que oculta la última sílaba al hablar con la condición de mantener el anonimato. El veterano residente porteño, expulsado de la Universidad de Chile a mediados de los ’80 por sus ideas políticas, cuenta someramente la historia que se completará con el rastrillaje en archivos judiciales, periodísticos, y correos electrónicos al otro lado de los Andes.

Jovino Novoa Vásquez es la quinta generación de un linaje en el que el primogénito lleva ese nombre y el mandato de ser abogado. Se recibió en la Universidad Católica, e integró rápidamente el núcleo duro opositor contra Salvador Allende cuando ganó, en 1970. Ese año se radicó en Argentina desde donde contribuyó a recaudar fondos para la resistencia al “marxismo allendista”.
Regresó a Chile y se integró a la dictadura. Las fuentes consultadas lo recuerdan en primera fila de una de las ceremonias ideológicas más simbólicas: el acto de Chacarillas, donde el 9 de julio de 1977 Pinochet condecoró a 77 jóvenes “herederos del régimen”.
En 1979, ya como subsecretario general de Gobierno, digitó el fraude más obsceno de la historia política chilena cuando se plebiscitó la Constitución de 1980. En una circular secreta, pedía “listas de personas confiables para que sean designadas presidentes de mesa”, y promovía “la inscripción de personas de sectores favorables al gobierno para que participen en el sorteo de vocales”. Días más tarde, una comisión de la oposición demostró que al menos en nueve provincias había votado más del ciento por ciento de la población.
Según denuncias de familiares de víctimas, mientras ocupó su cargo entre 1979 y 1982, se cometieron 39 asesinatos de líderes opositores, de los 3.000 que se estiman en los 17 tenebrosos años que reinó el tirano. La más recordada es la del líder sindical Tucapel Jiménez. Aunque Novoa nunca fue procesado, sí lo fueron varios de sus funcionarios, principalmente por espionaje y seguimientos.
Si bien en 1993 su hermano Héctor fue detenido y vinculado a un cartel colombiano de narcotráfico y lavado de dinero, el golpe más duro para su vida política fue el escándalo más sonado de la era postpinochetista: el caso Spiniak.

Pederasta. En septiembre de 2003, los carabineros desbarataron en un exclusivo barrio de Santiago una red de pedofilia regenteada por el magnate Claudio Spiniak. Una diputada, Pía Guzmán, ventiló en el Congreso que había parlamentarios implicados. El nombre de Novoa –junto a otros de la UDI y la Democracia Cristiana– fue mencionado por una joven humilde abusada –acompañada por un cura católico de base, el Padre Jolo–, que como prueba hizo un mapa preciso de la anatomía del senador: sus manchas, cicatrices y hasta la ubicación de un testículo por encima del otro.
Luego de diez meses de picota mediática, la joven confesó haber mentido. Aunque el juez absolvió a los legisladores y la condenó junto al sacerdote a tres años y un día por falso testimonio –apenas dos años menos que a Spiniak–, las tres fuentes consultadas aceptan las sospechas y una de ellas malicia una suspicacia: “Se dijo que hubo mucho dinero. Era una chica humilde, tenía una hija y un pololo lejos, en Calama”.
Jovino Novoa fue electo en marzo presidente del Senado y sigue siendo una vaca sagrada dentro del ala dura de la UDI, pero luego del traspié público –que sepultó las aspiraciones electorales del líder de la fuerza, Joaquín Lavín, en 2005– quedó sin fuerzas para presentar su candidatura. “La mayor paradoja de Novoa es que hoy aparece públicamente apoyando a un candidato presidencial que detesta: Sebastián Piñera”, confía un conocedor de la Alianza formada con la centroderecha de Renovación Nacional.
Los odios íntimos, amén de diferencias en torno de la figura de Pinochet, se agudizaron con el caso Spiniak. “La UDI y Novoa sospecharon siempre del papel de Piñera en el caso, especialmente porque más de una vez dijo que Guzmán ‘no mentía’ y hasta hizo encuestas a través de la Fundación Futuro (de la que es dueño), en las que se apoyaba la denuncia”.

Condoritos. Los vínculos de la UDI y el macrismo no se limitan a la entusiasta visita postelectoral. Jovino Novoa fue nombrado en abril de 2008 presidente de la Unión de Partidos Latinoamericanos (Upla). Este conglomerado de partidos es la sede latina de la IDU (International Democrat Union), definida sin tapujos en el sitio web del senador como “la organización de partidos de centroderecha más grande del mundo, con más de 80 países miembros”.

En su asunción, Novoa dijo sentirse honrado con el lauro y destacó el fortalecimiento estratégico para la UDI de las relaciones internacionales, “sobre todo en momentos en que en América Latina están predominando ideas populistas y de izquierda”.
El hombre de Macri en el enclave conservador es el diputado Julián Obiglio, encargado de las relaciones internacionales junto al versátil –oficial montonero, diplomático menemista y ahora macrista– Diego Guelar. “El PRO es miembro observador, no pleno (que paga una cuota), pero igual mantiene relaciones institucionales con los partidos, va a los encuentros y está al tanto de todo lo que sucede allí”, responden desde el entorno del diputado ante la consulta de este diario.
“Reúne a los partidos de centro”, agrega la fuente al tabular a la Upla en el arco ideológico, aunque en la portada del sitio (www.upla.net), por ejemplo, se leen loas a Uribe por su decisión de instalar bases norteamericanas, y se califica al golpe de Estado con el que Roberto Micheletti derrocó a Manuel Zelaya hace dos meses como “un precedente para sostener la vigencia del Estado de Derecho y las reglas de juego democráticas” ante un “proyecto político personalista y dictatorial”. Otra de sus plumas califica al socialismo como un “sistema negativo, una ideología oportunista que nació y crece como un tumor del capitalismo”.
Buenos Aires será anfitrión en noviembre de este año de un seminario bajo el lema Las políticas públicas en Latinoamérica, y sus organizadores serán la Fundación Jarl Hjalmarson y Recrear, con siglas aggiornadas: el PRO. Si los fondos no salen de las arcas públicas municipales, es justo inferir que el ente financiador del evento será la Fundación Hjalmarson, que pertenece al Partido Conservador sueco y lleva el nombre del histórico dirigente con pasado en la filonazi Unión Juvenil Nacionalista Sueca (SNU) de los años ’30.
La Fundación europea hace “donaciones” al Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), entre otras entidades fundamentalistas del libre mercado que operan con sus sellos en la desestabilización de los gobiernos progresistas de la región.

Con base en Santiago, las dictaduras latinoamericanas se asociaron en 1975 para espiar, secuestrar y asesinar a sus adversarios políticos más allá de sus fronteras. Hoy, la derecha resurge institucionalizada bajo la batuta de un hijo pródigo de Pinochet.
El año pasado, Macri y parte de su gabinete estuvieron en la capital trasandina para un encuentro de alcaldes organizado por la UDI, “y se reunieron con Jovino Novoa”, reconocen desde el despacho de Obiglio.
 

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