Para el pueblo: control, policía y represión
22.4.2016
Varias veces, en los pasados días, los manteros vieron afectada su jornada laboral por fuertes operativos policiales con la consigna de reprimir. El operativo que se montó por días sobre la avenida Avellaneda, entre las calles Segurola y Nazca, contó con unos 500 efectivos de la policía Federal y la Metropolitana. También se apostaron en la zona varios móviles.
El barrio de Flores fue testigo del violento accionar de las fuerzas policiales el 13 de abril, cuando, cerca de las 9:30, un grupo de vendedores cortó el cruce de Avellaneda y Cuenca y comenzaron a movilizarse hacia la calle Bogotá al grito de “Acá, si nosotros no trabajamos, no trabaja nadie”. El momento de mayor tensión entre los trabajadores y la policía ocurrió sobre la avenida Nazca, donde diversos grupos intentaron reiteradas veces cortar la avenida en su totalidad. La respuesta del aparato represivo fue la utilización de gases lacrimógenos y disparos de bala de goma hacia los manifestantes.
La policía terminó logrando su cometido: dispersar la manifestación, con un saldo de 25 heridos, y 20 detenidos según informó Omar Guaraz, referente de la organización de vendedores libres, que seguirá peleando su derecho a trabajar.
Las persecuciones no van sólo hacia aquellas personas que desean tener un trabajo digno y una jornada laboral sin interrupciones. Desde hace semanas, en Salta, la policía viene recrudeciendo la persecución y represión hacia las personas trans. Los operativos policiales se están profundizando en el marco de un debate sobre “la zona de convivencia” en el Consejo Deliberante, y ante una campaña de prensa profundamente homofóbica y reaccionaria que busca desprestigiar y criminalizar a las mujeres trans.
Las únicas trabajadoras sexuales en Salta que todas las noches son reprimidas son las trans. Para ellas, en estos últimos tiempos, se han vuelto moneda corriente la discriminación, las golpizas y los actos de humillación por parte de las fuerzas policiales, que arremetan contra ellas con escopetas, itacas, armas de alto calibre, balas de goma y pistolas de aire comprimido.
“Trabajamos con miedo” son las palabras de una de las chicas luego de ser agredida una vez más por el GOPAR (Grupo de Operaciones Policiales de Alto Riesgo), fuerza de elite que, cabe aclarar, tiene su ámbito de actuación en situaciones de grave disturbio. Por otra parte, según lo establece la Ley de Identidad de Género, en caso que la policía resuelva “despejar la zona”, la tarea debe ser llevada a cabo por personal femenino, y no masculino como se puede apreciar en los vídeos tomados por el programa de televisión DNI.
Ante las denuncias de los medios defendiendo a las chicas, la policía ha respondido que intervinieron debido a supuestas quejas de vecinos. Con total impunidad declararon que solamente se las “invitó a circular y despejar mediante el diálogo”, cuando más de una chica hoy sigue teniendo frescas las heridas causadas por los balines.
Desde ATTTA (Asociación de Travestís Transexuales y Transgéneros de Argentina) circuló un comunicado de repudio hacia estos actos cometidos por la policía, que instó al gobernador de la provincia de Salta, Juan Manuel Urtubey, al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Germán Carlos Garavano, al Poder Legislativo y Judicial de la Provincia de Salta a tomar medidas urgentes en el asunto para frenar con la violencia sistemática contra las mujeres trans.
Todas estas situaciones se dan dentro de un marco político que le otorga cada vez más facultades represivas a los policías, por orden y cuenta de los gobiernos nacional, provinciales y de la Ciudad.