Comunicadores del Sur

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“No hay un protocolo hecho a medida y pensado para las necesidades que tienen nuestros vecinos.

31.5.2020

Distintas organizaciones de docentes, vecinos y trabajadores de la salud del Bajo Flores, CABA, realizaron un corte de calle el día martes a mediodía para visibilizar las problemáticas que han venido denunciando desde el inicio de la cuarentena. Problemáticas relacionadas a la falta de políticas públicas que resuelvan la emergencia sanitaria y alimentaria que atraviesa el barrio Ricciardelli, antes conocido como villa 1-11-14. Las últimas semanas manzanas enteras del barrio padecían falta de agua y recortes en el servicio de luz. Hablamos con Carolina, Promotora de Salud del CeSaC 20 e integrante de la Red de Docentes, Organizaciones y Familias del Bajo Flores, quien nos cuenta las exigencias de políticas públicas que tengan en cuenta las necesidades de los vecinos.

Vecinos denunciaron la ineficacia del Programa Detectar y el maltrato que ofrece y demandan un protocolo de salud integral que tenga en cuenta a las organizaciones sociales y a los trabajadores territoriales para prevenir y tratar el virus Covid 19 en el barrio. Este martes y ante la llegada del ejército a las calles del barrio en un plan de contención que suscitó muchas dudas, los vecinos expresaron que no se puede exigir el aislamiento obligatorio conociendo las condiciones de hacinamiento y hambre que se padecen en el barrio.
Las organizaciones de docentes, vecinos, trabajadores y trabajadoras de la salud se manifestaron en la esquina de Av. Cobo y Curapaligüe, cruce de relevancia en la zona. Entre las distintas intervenciones del acto habló la vicedirectora de la escuela número 3 quién recordó que el barrio también está afectado por una pandemia de dengue, “algo absolutamente evitable, pero que nunca se tomaron en ningún momento las medidas sanitarias necesarias para evitar el contagio masivo de dengue”. En el acto se remarcó que no hay ningún esquema desde la ciudad o la nación para que la comida llegue a las familias. El relevamiento que están llevando junto a la UTEP dejó constancia de muchas familias sin acceso a la comida y que de las 450 familias entrevistadas solamente tres pudieron acceder al Ingreso Familiar de Emergencia.
En comunicación con Carolina, Promotora de Salud del CeSaC 20 del Bajo Flores, nos contó sobre la tarea de una promotora de salud y las dificultades que están transitando durante la pandemia.
“El rol del promotor dentro es el de ser el nexo entre la comunidad y el centro de salud debido a que antes se pensaba que un médico o un enfermero tenía que estar esperando que vaya la persona a presentar sus dolencias, pero con el cambio de paradigma esto cambió y justamente nace la figura del Promotor de Salud o Agente Sanitario cómo se conoce en los barrios. Como promotora de salud del CeSaC 20 nos encargamos de hacer trabajo territorial junto con un equipo de profesionales. Esto no funciona en todos los CeSaC del Bajo Flores, excepto el 19 y el 31, en el 40, 20 y el 48 tienen promotoras de salud. Se trabaja desde lo territorial, cada equipo debería estar conformado por un médico, un pediatra, un enfermero, un promotor de salud y un asistente social, pero no todos los equipos territoriales cuentan con todos los profesionales designados. Lo que se hace son postas sanitarias, se va a vacunar y se facilita el servicio de la salud que es un derecho. Se facilita que la familia tenga acceso a un médico en el caso de que haya familiares con enfermedades crónicas, o personas con discapacidad o postradas que no puedan movilizarse a los centros de salud.
A partir del 11 de mayo con toda esta epidemia nosotras fuimos sorprendidas y violentadas con una orden que venía desde el ministerio de seguridad y la gente que está a cargo de salud comunitaria avisándonos como media hora antes de ese mismo lunes dándonos la orden de que ese día iba a empezar el operativo Detectar. Nos presentamos en el club San Lorenzo, nos dijeron que iba a haber una capacitación y no hubo tal cosa, solamente nos proveyeron ese día de la máscara y de un barbijo. Fue muy precario el equipo y la información que recibimos. Quedamos con muchas dudas.
Desde ese día hasta hoy estamos haciendo visitas en los domicilios detectando más que nada casos de personas que hayan tenido contacto estrecho con personas con Covid 19. El programa Detectar fue a pedido de las organizaciones sociales y de la iglesia, debido al avanzado número de casos que se presentaron en el vecindario. Fue a partir de una reunión que pidieron dos días antes del operativo donde estuvieron presentes las organizaciones sociales, los vecinos y también la iglesia. A nosotros y a los centros de salud no nos convocaron, por eso también el desorden y la desprolijidad del programa.
Detectar está compuesto en la zona por siete grupos que tenemos llegada a San Lorenzo actualmente. Hay una promotora de salud, dos personas de Visitas de Inspección, Vigilancia y Control (IVC), a uno se le dice caminador que es quien traslada al sospechoso de covid 19 y un referente barrial. Salimos todas las mañanas desde San Lorenzo. La primera semana estuvimos buscando direcciones de casas de gente que había tenido contacto estrecho con enfermos del virus.
Esta segunda semana fue diferente porque no hay un protocolo hecho a medida y pensado para las necesidades que tienen nuestros vecinos. No es lo mismo un protocolo general para todo CABA, que un protocolo especial para los barrios vulnerables que no tienen luz, que no tienen agua, y que ahora con la falta de trabajo están a un paso de ser desalojados, donde se vive con hacinamiento, con dengue, con sarampión, etc. Hay familias que viven en condiciones se podría decir de extrema pobreza.
Sucede con los aislamientos obligatorios que muchas veces la persona aislada es jefa de familia y la internan o la mandan a un hotel y no se piensa en los hijos. La familia sufre una desmembración muy difícil, no todas las familias están compuestas por otros parientes como abuelos, tíos o tías; hay familias que no tienen otra contención, ni siquiera de los vecinos porque también está la estigmatización. No todos, pero hay vecinos que apuntan y dicen cosas por desinformación.
Otra cuestión es que hay personas internadas, incluso en terapia intensiva, que nadie levantó un teléfono y llamó al familiar para contarle cómo es la evolución del paciente día a día. Después de una semana o dos semanas de aislamiento, los familiares no saben cómo está la señora o el marido.
Todo lo que se pudo hacer, lo hicieron las organizaciones sociales. Fueron ellas las que llevaron comida, asistencia y de tejer redes entre nosotras, entre los médicos que son copados y tienen una mirada más integral, una mirada con empatía, con humanidad. Se pudieron tejer redes en los hospitales para que alguien llame a los familiares.
Son cosas que parecen pequeñas pero son importantes porque no nos olvidemos que según la OMS no se trata sólo de la salud fisiológica sino también de la salud mental. Hay enfermedades que están relacionadas directamente con la pobreza, con la falta de trabajo y la falta de inclusión. Creo que todos son derechos y que con el tiempo siguen siendo olvidados.

P: ¿Cómo es el trato a la vecina o al vecino que recibe la notificación de visita del Detectar?
En un inicio era bastante hostil para los vecinos. El número de personas que iban y la forma en la que llamaban, o en la que se presentaban. Esa primer semana estuvimos hablando con la coordinadora y fue mejorando, ahora estamos muchísimo mejor.

P: En los medios de comunicación masiva se habla de coronavirus con cifras de contagiados y de testeos realizados, ¿hay alguna estrategia o esquema para evitar que se propague?
Se podría frenar con el testeo pronto a toda aquella familia que haya tenido contacto estrecho con algún covid-19 positivo. En los inquilinatos más que nada porque comparten baño, cocina, etc. Es lo que no se está haciendo. También a los asintomáticos. Otro punto importante sería garantizar a las familias aisladas las cuatro comidas de cada día, para evitar que salgan a buscar, que vayan al comedor o que vayan a comprar

P: La semana pasada bajaron a militares del ejército para empezar a hacer las tareas que estaba haciendo un comedor justamente porque se contagiaron todos. ¿Qué te genera la aparición de la fuerza en el barrio?
Me genera un signo de interrogación porque ellos tendrían que estar en la frontera. Se supo de casos que fueron contagiados en el comedor pero es otra consecuencia de la falta de garantía de parte del estado para que las familias puedan aguardar en aislamiento. Si bien en un principio era de 14 días ahora sólo es de 10 días, dentro de los cuales la persona sigue teniendo las características y los síntomas del Covid 19 con lo cual es probable que siga contagiando. Por eso es importante el testeo rápido a las familias que hayan tenido contacto estrecho con covid-19 positivo y que esas familias sean asistidas.
Si bien este comedor u otros comedores son asistidos hace mucho por las organizaciones sociales, porque vuelvo a aclarar que son las organizaciones quiénes sustentan de forma diaria la comida de las familias que están sin trabajo o que están aisladas. Puntualmente sobre la Iglesia Madre del Pueblo no solamente daba comida a las familias sino también a las personas que viven en la calle y duermen en la calle o bajo el puente. Hay muchas familias de Caballito, de Flores, de Palermo que llegan hasta estos lugares para comer.

Casi feliz: crecer en Villa Crespo

31.5.2020

Por Santiago Gómez

La serie de Sebastián Wainraich en Netflix muestra la clase media porteña que creció en el punto central de la ciudad. Cuenta la historia de una separación con hijos, pasados los treinta y cinco. Un gran reflejo de ese sector social.

Quizá por haberme separado hace poco. Quizá por la saudade del humor judío. Quizá por haberme reído durante muchos años escuchando la Metro, superada la resistencia Peña, cuando vi el adelanto de la serie Casi feliz, de Sebastián Wainrich, supe que le daría una oportunidad. Lo que no imaginé es que vería tan bien reflejada la clase media porteña. La media media, la que crecimos en Villa Crespo, en el punto central de la ciudad, o así me enseñaron en la Tomasa, la escuela de Corrientes y Malabia. Esa clase media que pasa por cheta por usar ropa de marca, la misma que usan entre Santa Fe y el río, pero comprada por laburantes.
La serie cuenta la neura de un judío exitoso por su humor, que la mujer lo deja porque perdió interés por la monotonía de la relación criando mellizos. Sebastián es un reconocido conductor de la radio Urbana, en la serie actúan varios de los compañeros de radio de Wainraich. Muestra esos personajes siniestros que pululan alrededor de famosos, que se presentan con un fanatismo que asusta, que lleva pronto a pensar en posibles asesinos seriales. Una gran actuación de Pilar Gamboa, sino la mejor de la serie, interpretando una compañera de primaria de Sebastián, que se presenta pidiendo favores, ofendida si Sebastián no concede. Se destacan las actuaciones de Hugo Arana y Adriana Aizemberg, como padres de Sebastián.
Sebastián encarna a la perfección los Danieles, los Arieles, que más de uno tuvo como compañero en la primaria, la secundaria. Al menos los que crecimos en Villa Crespo tuvimos muchos. La serie también muestra esa fauna desagradable de la clase media porteña: el escritor que pasó veinte años en la vida académica y reniega de ella, que no falta a cuanto evento social de caretas hay. Los músicos que entraron en agencias de publicidad para ganar un mango y salieron espantados por la lógica financiera.
Los ambientes en los que se desarrolla la serie no son departamentos despampanantes, sino típicos departamentos de la clase media de la ciudad. Claro que con algunos toques modernos, con artículos comprados en Palermo, en la casa de los cuarentones. Pero la casa de los padres de Sebastián es una de esas en las que parece que no pasó el tiempo. Simplemente, se ve el cuidado por algo que se pudo comprar en una mejor época. Muestra los espacios en los que algunos consiguen celebrar fiestas y los métodos para hacerlos: videos familiares, contratación de animadores.
La historia es veloz, los capítulos cortos. No se caracteriza por el relleno. Es divertida. Es un buen reflejo de nuestra clase media urbana.

Lucran con las canastas escolares

29.5.2020

Por Jonatan Baldiviezo (ODC), María Eva Koutsovitis, (CLIC / IPYPP), Alejandro Volkind (ODC / IPYPP), Myriam Leonor Godoy Arroyo (ODC / IPYPP) y Magali Zirulnikoff (ODC).

Desde el Observatorio por el Derecho a la Ciudad, la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria, y el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas denunciaron un nuevo negocio de los intermediarios en la Ciudad de Buenos Aires.

* 1. Se publicó en el Boletín Oficial la Resolución N° 90/2020 que establece que el GCBA paga $1.575 por cada una de las Canastas Escolares Nutritivas (desayuno y almuerzo) que se reparten en las escuelas cada 10 días hábiles (2 semanas).
* 2. En la resolución, el propio GCBA reconoce que el costo real de la canasta, a precio minorista, no supera los $750. Algo que venimos afirmando hace dos meses (https://buff.ly/2R92366). El resto se va en costos de distribución, de mano de obra y en ganancias de las empresas.
* 3. El GCBA paga $1.575 por canasta, pero las familias reciben efectivamente la mitad de dicho valor en comida.
* 4. ¿Quién se queda con la otra mitad? Las 19 empresas concesionarias que desde hace 30 años lucran con la comida de los estudiantes.
* 5. Para terminar con este negocio y sistema ineficiente, en este contexto de pandemia del coronavirus Covid-19, hay que eliminar a los intermediarios.
* 6. Por este motivo, venimos proponiendo que el GCBA directamente transfiera los $1.575 a cada familia. Se eliminan los intermediarios y las familias van a poder duplicar la cantidad de alimentos que reciben actualmente.
* 7. En esta línea, a mediados de abril, el legislador Santiago Roberto, conjuntamente con otros legisladores, presentó el Proyecto de Ley N° 1017-D-2020 (https://buff.ly/3dapVQ4) para que el monto destinado a la compra de estas canastas sea directamente entregado mensualmente a las familias mediante una tarjeta magnética.
* 8. En esta última entrega quincenal de la canasta existen numerosas denuncias de que muchos productos no fueron entregados.
* 9. El GCBA informó que la entrega de la canasta ahora será mensual. Nos lleva a pensar que la cantidad de alimentos que reciben las familias disminuirá.
* 10. En las villas de la Ciudad, el GCBA está entregando bolsones de alimentos, ya no por estudiante sino por familia, con menor cantidad de productos que la Canasta Escolar Nutritiva, para dos semanas. El GCBA aún no comprende que estamos en crisis sanitaria y económica.

Trabajar sin protección es una condena silenciosa

Este viernes 29 de mayo, a las 9.30, auxiliares de la Educación realizarán una conferencia de prensa en la Escuela Mariano Acosta, ubicada en Urquiza 277 de la Ciudad de Buenos Aires para denunciar que a más de dos meses de haber comenzado el aislamiento social obligatorio y la suspensión de clases presenciales, “el Gobierno de la Ciudad continúa haciendo oídos sordos a los reclamos de lxs trabajadorxs esenciales”.

Reproducimos comunicado:
Lxs trabajadorxs Auxiliares de la Educación nucleados en ATE, dependientes del Ministerio de Educación de la C.A.B.A. no contamos con los insumos necesarios y suficientes para garantizar nuestra propia seguridad cuando somos convocadxs para la entrega de bolsones de mercadería para los niños y las niñas que asisten a las escuelas.
Todos los días, concurrimos a cumplir nuestras funciones, a colaborar y mantener las instalaciones higienizadas y desinfectadas, pero no contamos con los insumos necesarios para garantizar la limpieza ni nuestra protección personal frente a la pandemia. Razón por la cual ya tenemos un compañero participo de la entrega de bolsones y ahora se encuentra aislado en un hotel tras dar positivo su test de Covid 19.
La desidia del Gobierno porteño es la principal causa de la cantidad de casos positivos y de las muertes que azotan la ciudad. La falta de protocolos y capacitación para lxs trabajadorxs esenciales de todas las áreas y el reconocimiento institucional y económico de estas tareas son urgentes. La ausencia de controles sanitarios y testeos para todxs lxs trabajadorxs, es criminal.
Exigimos al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que disponga a los técnicos del área de Mitigación de Riesgo para la elaboración de planes que resguarden a lxs trabajadorxs, y minimicen el riesgo de contagio para ellxs y la comunidad educativa.
Por todo ello, este viernes 29 de mayo a la 9:30 hs en el Mariano Acosta, haremos un llamado de atención a toda la sociedad y en especial a la comunidad educativa, padres, docentes y no docentes, a estar alertas y exigir al Gobierno de la Ciudad las condiciones de higiene y seguridad laboral acordes a los tiempos que corren.

Hacen que escuchan, hacen que hacen, nada resuelven

28.5.2020

La Cátedra de Ingeniería Comunitaria, El Observatorio del Derecho a la Ciudad, la CTA Autónoma de Capital, el Frente Territorial Salvador Herrera y el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, realizaron un informe sobre las políticas del GCBA con relación a las villas y la crisis sanitaria.

Los siguientes son las diez principales conclusiones a las que arribaron:
1. La curva de contagios se aplana a nivel nacional pero no sucede lo mismo en la Ciudad de Buenos Aires. Principalmente, los contagios se incrementan exponencialmente en los sectores de la ciudad que más sufren la desigualdad urbana y la falta de acceso a los servicios públicos: las villas o Barrios Populares a partir de la Ley Nacional N° 27.453.
2. En la última semana, el 60% de los casos confirmados de Covid-19 corresponde a habitantes de los Barrios Populares. Actualmente, 1 de cada 2 porteños/as contagiados vive en las villas. El 34% de los casos de toda la ciudad se concentra en el Barrio de Retiro. En este barrio, en las dos últimas semanas los contagios se incrementaron en un 377% mientras que en la ciudad sólo un 165%.
3. En un escenario preventivo, pensábamos que el GCBA, mientras apostaba al aislamiento comunitario, preparaba los protocolos y las políticas para enfrentar la situación que generaría el ingreso del coronavirus en los Barrios Populares. El aislamiento social obligatorio justamente tenía como objetivo dar tiempo al estado no sólo para preparar el sistema sanitario hospitalario sino también, medidas de mitigación y de atención de la calidad de vida de las familias de los sectores más vulnerados en caso de contagios.
Lamentablemente, el desinterés, la improvisación o los deseos inmobiliarios sobre las tierras de los barrios populares hicieron que nada de esto ocurriera. Hemos sido testigos de que el GCBA no previó con seriedad los problemas que emergerían de la conjunción de la precariedad económica y la infraestructura sanitaria que sufren las familias en estos barrios, y de la pandemia del coronavirus. Pero, estamos más azorados frente a la falta de respuestas una vez que los problemas se magnificaron.
4. A dos meses del aislamiento social obligatorio, el GCBA no cuenta con un Protocolo Específico que atienda a cada una de las situaciones emergentes en los Barrios Populares. La mirada integral y específica está ausente. Por esto, el 21 de mayo la Justicia le dio un plazo de 5 días para elaborarlo. La falta de tal protocolo y de ámbitos para su discusión, evaluación y actualización, ha generado decisiones erráticas, parciales y hasta desconocidas no sólo por la ciudadanía sino también por los propios actores del sistema de salud.
5. Si avanzamos en problemáticas particulares, notamos la misma carencia. No existe un Plan de Contingencia para garantizar el agua potable. Tampoco existe un Plan con relación a la prestación del servicio de alimentación. La fuerza comunitaria se puso al hombro la alimentación de la población en las villas a través de los comedores. Pero, una vez que empezaron a contagiarse sus integrantes por falta de elementos de protección y que cerraran algunos comedores, el GCBA no apareció para brindar una respuesta clara y efectiva. Nuevamente se hizo presente la incertidumbre por la falta de previsión. En muchos casos, el GCBA tomó la medida equivocada de que las familias de un comedor fueran atendidas por otro comedor aumentando la circulación de personas, trasladando el coronavirus a otros sectores del barrio, sobrecargando de tareas a las mujeres de las organizaciones, principales actoras del cuidado de la alimentación. La ajenidad frente a la dinámica social del barrio llevó al GCBA incluso a discutir internamente como alternativa implementar una billetera virtual para las familias asistidas por comedores. Descartaron esta idea descabellada pero esta cuestión sigue latente sin solución. Si abordamos la educación a distancia y la brecha digital de los sectores populares, el panorama es peor. El GCBA ni siquiera ha detectado que tiene allí un gran problema, por lo tanto, ni siquiera lo tiene en agenda.
6. Existe, además, una desorganización estructural en la administración pública de este gobierno para superar esta crisis pandémica, que no tiene parangón en el último siglo. Por más que se vanagloria del trabajo en equipo y de la existencia de un comité de crisis, cada ministerio trabaja por su cuenta, no consulta a los otros. No hay vasos comunicantes de información ni de decisiones. Esto no sólo sucede a nivel horizontal entre los Ministerios sino también a nivel vertical entre dependencias u organismos de un mismo Ministerio. Por ejemplo, dentro del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat: la Secretaría de Integración Social y Urbana (encargada del Barrio Carlos Mugica), la Ugis (encargada de la emergencia de la totalidad de los Barrios Populares) y el Instituto de Vivienda – IVC (Principal responsable de la política de reurbanización de villas en la ciudad), actúan bajo directrices políticas distintas. Las disputas internas terminan perjudicando a la población. Aquí, la metáfora de islas administrativas sin una centralidad organizadora sería la imagen correcta.
7. Tampoco es sólo una cuestión de desorganización, ya que a la vez existe una desjerarquización de los problemas que son derivados a los escalafones más bajos de la burocracia estatal. Por ejemplo, la grave crisis del acceso al agua potable está casi en su totalidad encomendada a los técnicos de un organismo de emergencia como es la UGIS. Funcionarios que no cuentan con poder de decisión porque no cuentan con facultades para destinar más presupuesto a resolver este problema.
8. En definitiva, tenemos un comité de crisis sólo de nombre. Si agregamos la dimensión democrática participativa se desfigura directamente el nombre. Parte de la angustia e incertidumbre de las familias se debe; a la falta de un verdadero comité de crisis; a la ausencia de participación de la comunidad porteña a través de las organizaciones sociales, asambleas, colectivos y sindicatos; a la fragmentación administrativa que genera espacios estancos e inflexibles; a la desjerarquización de los problemas por resolver; etc.
9. El problema del acceso al agua potable en las villas es la muestra sintética de este panorama desolador. El GCBA en los tribunales sostuvo la postura de que no tenía obligación de garantizar el derecho humano al agua en las villas y que esa obligación pertenecía únicamente a AYSA. Practicaron la cultura higiénica del coronavirus, se lavaron las manos. La Justicia ordenó garantizar agua potable y elaborar con la comunidad un Plan de Contingencia y un Plan de Actuación. El GCBA apeló la decisión judicial que a su pesar sigue vigente y decidió no cumplir la orden judicial hasta el día de hoy.
9.1. El colectivo de organizaciones que firmamos la acción judicial estamos llevando a cabo un mapeo continuo sobre el acceso al agua potable junto con más de 150 referentas y referentes de los distintos barrios populares de la Ciudad. El resultado del relevamiento permitió identificar problemas de presión, calidad del agua y falta de suministro en numerosos barrios populares y complejos habitacionales. Además, permitió documentar que los dispositivos actuales con los que cuenta la Ciudad de Buenos Aires para garantizar el acceso al agua son absolutamente insuficientes e ineficaces. El GCBA ofrece un número telefónico para realizar los reclamos urgentes por falta de agua potable y otro tipo de emergencias sanitarias. Se trata de una única línea telefónica que no funciona 24 horas los 7 días de la semana (Teléfono: 2000-8200). El dispositivo para atender las emergencias por falta de agua potable en barrios populares con camiones cisterna se encuentra concesionado. El gobierno se limita a pasar el reclamo a las distintas empresas que tienen a su cargo la concesión del servicio sin realizar ningún tipo de seguimiento. Las familias se ven obligadas a reiterar diariamente los reclamos. La asistencia de agua potable a granel mediante camiones cisterna no cuenta con ningún mecanismo de trazabilidad ni control de calidad. Es decir, el gobierno desconoce si la entrega de agua potable fue realizada, en qué plazos, que cantidades y con qué calidad. La demora en la asistencia de agua potable puede llegar a superar las 96 horas y como no existe ningún protocolo público las familias desconocen el día, horario y lugar del camión cisterna. Por eso, es usual que los camiones cisterna lleguen a un barrio y se retiren sin haber abastecido a los hogares. También es oportuno mencionar, que la entrega de agua a granel es eficiente sólo si los hogares cuentan con sistemas seguros donde almacenar el agua que se entrega. El almacenamiento inadecuado pone en riesgo la calidad del agua, no permite almacenar el volumen diario de agua necesaria para garantizar todos los usos y contribuye a la expansión del dengue. Por tal motivo venimos solicitando al gobierno porteño que garantice un tanque en cada hogar.
9.2. El 15/5 y el 22/5 ingresamos los informes detallados por la mesa de entrada del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat. El 22 de mayo los actores de la causa judicial fuimos convocados a una reunión en el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, con la finalidad de discutir mecanismos adecuados que garanticen el agua potable en la totalidad de los hogares porteños. De la reunión, participó inicialmente el presidente del IVC quien luego se retiró dejando a cargo a funcionarios de gobierno que no tenían instrucciones ni poder de decisión, por lo tanto, solicitaron un plazo de 96 horas para darnos una respuesta.
10. Creemos sumamente necesario conformar un Comité de Crisis al más alto nivel jerárquico, donde todos los ministerios involucrados articulen transversalmente, garantizando el ejercicio de la Democracia Participativa convocando a los representantes de la comunidad (organizaciones sociales, barriales y comunitarias, asambleas, colectivos ciudadanos, partidos políticos, sindicatos, etcétera.).
Cátedra de Ingeniería Comunitaria – CLIC (Ing. María Eva Koutsovitis) Observatorio del Derecho a la Ciudad – ODC (Jonatan Baldiviezo) CTAA – Capital (Pablo Spataro) Frente Territorial Salvador Herrera (Franco Armando) Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas – IPYPP (Claudio Lozano).

Villa 20: Larreta entregó comida podrida en un comedor

28.5.2020

Por Juan Borges

“Esta carne que nos tiraron el viernes ni siquiera mis perros la hubieran querido comer, ese maltrato nos duele”; sostuvo el referente barrial Diosnel Pérez.

El día viernes 22 de Mayo pasado, el comedor “21 de Septiembre” que asiste a 240 personas en la Villa 20 de Lugano recibió comida en descomposición por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La llegada de la carne en mal estado generó un fuerte repudio e indignación en los responsables del comedor, que realizaron los reclamos correspondientes y denunciaron el hecho aberrante en la Defensoría del Pueblo y otros organismos. El referente barrial y coordinador del comedor, Diosnel Pérez, relató los hechos.
¿Cómo es la tarea que lleva el comedor “21 de Septiembre?
DP: Mi nombre es Diosnel Pérez y hace treinta y cinco años que vivo en la Villa 20. Asistimos a 240 personas en su mayoría niños que están en una situación de pobreza. La situación en la villa está empeorando, debido al coronavirus pero también hay muchos casos de dengue.
¿Hay muchos casos de coronavirus en el barrio?
DP: Hasta la semana pasado había sólo tres casos acá en la villa, ahora ya tenemos treinta. En menos de diez días se multiplicó y esto genera mucha preocupación en la gente. Lo que pasa acá es parecido a lo que pasa en todas las villas porque nos faltan los elementos para tener una buena higiene y además vivimos muchas personas en las casas.
A veinte metros conectaron el caño principal para conectar el agua para la villa y quedó ahí. Se detuvo ahí, porque nunca conectaron los caños para distribuir el agua. Es una vergüenza porque el caño principal tiene agua pero no se puede distribuir dentro de la villa.
Solo en algunas partes hay agua, pero la mayoría no tiene. Por otro lado, no sabemos qué hacer con el comedor porque cada vez viene más gente pidiendo comida y no podemos darle respuesta, piden vacante aunque sea para sus hijos. Hay mucha hambre. Tenemos 180 raciones y la estamos estirando a 240 personas.
La situación se está desbordando y el Estado no está haciendo lo que tiene que hacer, no nos dan respuestas ni soluciones por el hambre y el coronavirus tampoco. La gente está empezando a tener miedo y eso es complicado, aunque buscamos concientizar sobre la enfermedad ellos dicen que lo que los está matando es el hambre. La cuarentena es necesaria sino nos morimos. Pero necesitamos agua y comida.
¿Cómo fue el hecho de la llegada de carne podrida al comedor?
DP: El viernes trajeron la carne para cocinar y también para el lunes 25 pasado que también funcionaba el comedor. Alzamos para poner en el freezer y cuando abrimos las cajas ahí sentimos un olor asqueroso que nos volteaba. Agarro toda mi casa el olor de tan fuerte que era. Le dije a mi compañera y ella me dijo para hacer la denuncia el martes pero yo le dije que ya mismo había que denunciar eso porque era una vergüenza, no puede el gobierno de la Ciudad hacer semejante cosa con nosotros, jugar con el hambre y la necesidad de los chicos.
Entonces empecé a mandar audio y fotos de la carne por todos lados, a la Defensoría del Pueblo, al Ministerio de Desarrollo Humano, a Gustavo Moreno que es asesor tutelar de menores. De repente empezaron a llamar las autoridades pidiendo disculpas .diciendo que no se dieron cuenta. Todo esto pasó el sábado que hice la denuncia y el domingo a las ocho de la mañana ya llego la carne en buen estado y llevarse la podrida. Me ayudó mucho la difusión que se le dio .Era una vergüenza lo que pasó. El lunes y el martes pudimos cocinar por suerte. Lo que nos preocupa es la gran cantidad de gente que viene buscando un plato de comida. Nuestra prioridad son los chicos. Es insuficiente la ayuda que está dando el Estado.
¿Por qué cree usted que son tratados de esta manera por las autoridades?
DP: No entendemos porque nos tratan así. La calidad de la mercadería bajo un montón, fideos, arroz de malísima calidad. Nosotros nos sentimos discriminados y maltratados por todos los gobiernos porque ellos hacen la suya y nosotros siempre seguimos en la miseria. Para todos somos los negros de la villa que debemos agarrar lo que venga y no quejarnos. Muchos creen que queremos todo gratis pero no tienen idea de que tenemos dignidad y sufrimos por nuestra pobreza. Esta carne que nos tiraron el viernes ni siquiera mis perros la hubieran querido comer, ese maltrato nos duele. Yo no me caso con ningún gobierno y siempre levante la voz cuando vi injusticias y maltrato a mi gente. Los políticos nos tratan bien cuando necesitan votos, después se olvidan de nosotros.
¿Qué lo motiva a ayudar a la gente y llevar adelante el comedor?
DP: La gente que tenga un poco de corazón haría lo mismo que hago yo, nosotros pusimos el comedor porque veíamos la necesidad en el barrio, el hambre, los chicos. Nadie te paga ni te da un sueldo por hacer esto, es todo a pulmón lo que hacemos pero sabemos que es el Estado el que debe hacerse cargo de todo esto, pero como ellos no están nosotros debemos ayudar a nuestros niños y hacer algo. Darle una mano a la gente, yo también necesito pero siempre hay mucha gente que está peor que yo, eso nos motiva.

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