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Protocolos en escuelas porteñas: ¿cuidan las vidas de docentes y familias?

7.7.2020

Por Julieta Azcárate

Mientras desde el Ministerio Nacional se baja un protocolo inconsulto y sin presupuesto para el regreso a las escuelas, los que ya se aplican en la Ciudad ponen en riesgo la vida de las y los docentes, auxiliares, personal de cocina y las familias. No se garantizan los testeos ni el aislamiento preventivo.

Los protocolos de manejo de casos sospechosos y confirmados de Covid-19 que se están aplicando en lugares de trabajo en el ámbito de la Ciudad, no protegen la vida de los trabajadores y trabajadoras, y tampoco el de las familias, ni garantizan mejores condiciones de higiene y seguridad en el momento de mayor número de contagios.
Las y los trabajadores de la educación tenemos compañeros en nuestras escuelas ya contagiados o posibles positivos. ¿Cómo procede el gobierno frente a estos casos?

No son números, son vidas

En una escuela en Soldati, un trabajador de cocina estuvo en contacto estrecho con un caso positivo (confirmado luego). El mismo día tuvo que ir a preparar los bolsones que se entregarían al día siguiente, junto con los auxiliares y sus compañeros de cocina. El día de la entrega de alimentos, participó junto con docentes y directivos. Sin embargo, las autoridades del Gobierno de la Ciudad no accedieron a realizar el hisopado y solamente le indicaron “auto aislamiento y monitoreo de síntomas”, porque estaba asintomático. Al resto de trabajadores y trabajadoras, ninguna indicación ni medida preventiva.
En otra escuela en Retiro, a una docente se le confirmó el contagio, luego de haber asistido a la escuela a colaborar con la entrega de bolsones alimentarios. Por la cantidad de días transcurridos hasta la aparición de los síntomas y el positivo en el hisopado, las autoridades indicaron que no se consideraba a nadie que hubiera estado con ella en la entrega de alimentos, como contacto estrecho o en riesgo. No se indicó aislamiento preventivo, ni al personal de la escuela ni medidas para las familias que necesitan la insuficiente ayuda alimentaria en medio de la crisis. Las indicaciones sólo consisten en la desinfección del establecimiento, cuando sabemos que la entrega de elementos de protección o las condiciones de trabajo no sólo en las escuelas sino en fábricas, medios de transporte, etc., están provocando que los y las trabajadoras enfermen y pongan en riesgo su vida y las de sus familias.
¿Quién nos cuida? Es una gran mentira que los protocolos elaborados por las autoridades nos protegen. El protocolo del GCBA, al igual que el confeccionado por el Ministerio de Salud nacional, manejan la definición de “caso sospechoso” como aquel que presenta síntomas. Por lo tanto, a los asintomáticos no se les realiza el test, aunque sea contacto estrecho, porque se considera que “no contagian”. ¿Cómo sabemos entonces quiénes están contagiados y quiénes no? ¿Acaso la cuarentena estricta que los gobiernos deciden que hagamos hace 3 meses no es para prevenir el contagio a través de los asintomáticos también? ¿Para qué es, sino?
“Asintomático: nunca tendrá molestia alguna por ende contagia poco, pero contagia. Por el simple hecho de hablar en voz alta, gritar o cantar, cerca de otros. El punto crítico de esta categoría de pacientes es que como no se aísla ya que no tiene molestias, contagia todo el tiempo que dura la carga viral, unos diez días”, señalaba el médico Carlos Zin, en una nota en Infobae.
El protocolo en verdad es una gran fantochada para justificar que no se realizan los testeos cuando es necesario, ni se indica el aislamiento preventivo de 15 días, como señalan los científicos y médicos. Se escatiman los testeos y nos mandan a trabajar, poniendo en riesgo no sólo nuestras vidas, sino de nuestras familias y de quienes nos rodean. En el caso de los trabajadores de la educación, exponen además a todas las familias que van a buscar un bolsón de comida. Muchas de ellas viven en barrios populares o villas de forma hacinada, incluso sin agua, haciendo imposible un aislamiento con mínimas condiciones de higiene.
Sin embargo, parece que para los funcionarios del gobierno y los famosos, hay otro protocolo: se les realizan los testeos muy rápidamente, a pesar de no tener síntomas.
Estos mismos protocolos contra los derechos de los trabajadores y que están lejos de cuidar y preservar su salud y sus vidas, se aplican en las empresas, fábricas y demás lugares de trabajo. En la fábrica Felfort, por ejemplo, la semana pasada se confirmaron más de 30 contagios, y los trabajadores denunciaban: “Nos mandan al matadero por bombones”. Brutal.
En este contexto, cuando en el AMBA se está disparando la curva y estamos atravesando el pico de contagios y de muertes por Covid-19, los funcionarios están discutiendo “la vuelta a clases”. A nivel nacional ya se presentó un protocolo y se estima el regreso a las aulas en agosto, excepto para el AMBA y Chaco, que son las zonas más críticas. En este “protocolo burbuja”, inconsulto con la comunidad educativa y sin presupuesto especial, nuevamente no se dispone el aislamiento real de todo el grupo de estudiantes, docentes y no docentes que hayan tenido contacto estrecho con un caso positivo, y mucho menos el testeo.
¿Qué protocolo pueden hacer para proteger a los trabajadores de la educación, a todos los estudiantes de la escuela pública, si no son capaces de elaborar protocolos que nos cuiden ahora, que no estamos yendo diariamente a la escuela?
Es evidente que estos protocolos están hechos a medida de las patronales y los gobiernos que lejos de pretender cuidarnos, quieren que vayamos a trabajar a toda costa, exponiendo nuestras vidas. Las empresas quieren garantizarse las ganancias, no les importa la vida de los trabajadores. Parece que los trabajadores de la educación corremos la misma suerte.
Sabemos que sólo entre nosotros podemos cuidarnos, a la vez que le exigimos al gobierno que cumpla con su responsabilidad de garantizar nuestra protección y de los y las estudiantes.
Tenemos que organizarnos entre docentes, trabajadores auxiliares, de cocina, y las familias, poniendo en pie Comisiones de seguridad e higiene, independientes del gobierno, para controlar que se garanticen los elementos de cuidado y protección necesarios para trabajar, y protocolos que cuiden nuestras vidas. Necesitamos testeos masivos de verdad, que se apliquen a todos los contactos estrechos, ya sea que presenten síntomas o no. Es urgente que nuestros sindicatos se pongan a la cabeza de estas peleas.

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